3 mayo, 2024
Con megabase en Rumania la Otan acecha a Rusia

Apenas el pasado lunes 18 la Organización del Tratado del Atlántico Norte inició en Rumania (país situado a 4.970 kilómetros de Rusia) la construcción de su mayor base militar en Europa, en una extensión de 2.800 hectáreas, a un costo de 2.500 millones de euros (2.723 millones de dólares), con capacidad para albergar a 10.000 militares con sus familias, que al concluirse contará con pistas de aterrizaje, plataformas de armas, hangares y hasta escuelas, guarderías, supermercados y un hospital.

Ese complejo, cuya primera fase debe estar culminada en cinco años, es otra expresión de la forma en que el bloque, conformado por 32 países, ha venido expandiendo su presencia en el este europeo, en el cual, con la presencia activa de la propia Rumania, Bulgaria, Eslovaquia, Hungría y otros países, ha duplicado sus tropas.

Dado todo lo que ha venido ocurriendo en los últimos años, nada difícil resulta inferir que todo apunta, de una u otra forma, hacia Rusia, la nación con la cual se han intensificado las tensiones desde el inicio de las operaciones especiales en Ucrania hace dos años.

De hecho, es precisamente en ese escenario en el cual, según distintos analistas, se está definiendo una nueva versión de la Guerra Fría, en la cual, inclusive, no es descartable una confrontación directa sobre el territorio ucraniano, como pudiera avizorarse con el calentamiento de la retórica antirrusa; con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, como uno de los más activos en esas acciones, proponiendo de forma insistente enviar tropas de la alianza a combatir en ese frente, algo que en principio no contó con fuerte respaldo, si bien ese panorama podría cambiar.

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Realidad

“La entrada de Suecia en la Otan esta semana, después de que recientemente lo hiciera Finlandia –el nuevo plan de defensa europea que apuesta abiertamente por la carrera armamentística y la propuesta francesa de desplegar tropas occidentales en Ucrania, que poco a poco gana adeptos– marcan la nueva realidad militarista de Europa y complican mucho los intentos, como el que acaba de plantear Turquía, de abrir una mesa de negociaciones antes de que sea demasiado tarde”, expuso en un artículo publicado en el portal Público el periodista español Juan Antonio Sanz.

El analista, en su trabajo titulado “La guerra de Ucrania entra en una nueva fase,” con fecha 9 de marzo, subraya el hecho de que la Unión Europea (sin olvidar que en la Otan la voz principal la lleva Estados Unidos) ha utilizado las operaciones especiales rusas como excusa “para hacer del componente militar el principal pilar de cohesión de los Veintisiete (miembros de la UE)”.

Sanz observa que “la preeminencia de halcones de la derecha más recalcitrante al frente del timón europeo, como la actual presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, facilita la transición hacia la Europa de los misiles y la economía de guerra”.

Gasto

Uno de los dos países que recién ingresaron a la alianza atlántica, Finlandia (el otro es Suecia), por intermedio de su ministra de Asuntos Exteriores, Elina Valtonen, ha respaldado la posibilidad del envío de tropas a Ucrania. En declaraciones al diario Político el 16 del corriente mes, manifestó la importancia de “que no descartemos nada a largo plazo, porque nunca sabemos lo grave que puede llegar a ser la situación”, aunque por el momento no contempla siquiera la mínima posibilidad de discutir el asunto.

Eso sí, insistió en la necesidad de seguir enviando mayor ayuda militar a Kiev: “Muchos países europeos podrían hacer mucho más”, sostuvo.

La Otan, mientras tanto, ha continuado incrementando su presupuesto en materia de gasto militar. Su secretario general, Jens Stoltenberg, anunció el miércoles 14 de este mes que “este año, espero que 18 aliados gasten el 2% del PIB en Defensa. Se trata de otra cifra récord y es seis veces más que en 2014”.

En el bloque, confluyen varias de las fuerzas armadas de mayor poderío en el mundo, encabezadas por Estados Unidos, que fue uno de sus fundadores en 1949 junto con Bélgica, Noruega, Francia, Países Bajos, Canadá, Portugal, Reino Unido, Islandia, Dinamarca, Italia y Luxemburgo, con el fin de “garantizar la libertad y la seguridad de sus países miembros por medios políticos y militares”, según se lee en la página web de la Otan.

Posteriormente, fueron ingresando Grecia y Turquía (1952), Alemania (1955), España (1982), República Checa, Polonia y Hungría (1999), Estonia, Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Letonia, Eslovenia, Lituania (2004), Croacia y Albania (2009), Montenegro (2017), Macedonia del norte (2020), Finlandia (2023) y Suecia (2024).

Presidente de Rusia

Putin: “A un paso de la tercera guerra mundial”

Frente a este panorama, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, ha sido contundente al referirse al tema. En su discurso frente a las dos cámaras del Parlamento el pasado 29 de febrero, advirtió:

“Han empezado a hablar sobre la posibilidad de enviar a Ucrania contingentes militares de la Otan, pero recordamos el destino de aquellos que en su momento intentaron invadir nuestro territorio. Ahora las consecuencias para los posibles intervencionistas serán mucho más trágicas”.

El líder ruso recordó a la Alianza Atlántica que “tienen que entender que nosotros también tenemos armas que pueden alcanzar su propio territorio. Por supuesto, todo esto es muy peligroso, porque podría desencadenar el uso de armas nucleares”.

“Todo lo que se le ocurre a Occidente crea la amenaza real de un conflicto con el uso de armas nucleares y, por tanto, la destrucción de la civilización”, añadió el presidente Putin.

El lunes pasado, tras ganar las elecciones presidenciales, volvió a tocar el punto, respondiendo en cuanto a un posible conflicto con la Otan que “en el mundo actual todo es posible. Todos comprenden que eso nos colocará a un paso de una tercera guerra mundial”.

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