5 mayo, 2024
Aquel estatuto de la traición

Aún nos encontramos ante una crisis económica y política que, si bien se ha venido superando, involucra al Gobierno de Estados Unidos, a la Unión Europea y al sector más radical de la oposición venezolana que, incluso, llegó a conformar en el año 2019 otro “Estado” que ha servido para los ataques a la soberanía, el despojo del patrimonio público y hechos de traición a la patria. Pero lo más grave, peligroso, y que no puede pasar inadvertido fue el llamado “Estatuto que rige la transición”, que no es otra cosa que la mayor vileza de hombres investidos de funciones públicas para sustituir la Constitución.

El día 5 de febrero de 2019, la Asamblea Nacional (electa en 2015), de mayoría opositora, aprobó ese estatuto; y lo más reprochable fue fundamentarlo en una locura interpretativa del artículo 333 de la Constitución, expresando con el mayor cinismo que era un “acto en ejecución directa e inmediata” de ese artículo. Sin embargo, el acto irregular de hacer interesadamente una interpretación y aplicación del artículo 333 para elaborar ese “estatuto”, no tiene ninguna validez y debe considerarse como acto de conspirar o alzarse para cambiar violentamente la Constitución, no importa la forma de su producción porque no existió una coherencia de sus contenidos con los principios constitucionales.

La Asamblea Nacional no tiene competencia para interpretar la Constitución y debe sujetarse estrictamente a ella. Por ello, el “estatuto” significó un “golpe parlamentario” a la Constitución de 1999. Precisamente, esa Constitución bolivariana nos dio un “Estado Constitucional de Derecho”, que no es un sistema de “Estado Legislativo de Derecho”, como el que representó la Constitución de 1961 que permitía al Congreso interpretar la Constitución. Ahora no es así, porque el artículo 335 de la Constitución de 1999 establece que el Tribunal Supremo es el máximo y último intérprete de la Constitución, teniendo exclusivamente a la Sala Constitucional como garantía jurisdiccional de ella. Ese estatuto que creó el “otro Estado”, no sólo abrió las puertas a los ataques contra la soberanía del país, sino que permitió, además, los bloqueos y sanciones, el despojo de Citgo y de Monómeros, del oro y activos venezolanos en Europa y América, todo mediante el robo, la corrupción de opositores y la traición al conspirar con gobiernos de países extranjeros contra la Patria. Es la verdad histórica.



Ver fuente