18 mayo, 2024

“No soy terruco”: Las protestas en Perú y la división de un país

“No soy terruco”: Las protestas en Perú y la división de un país


Bloqueo de autopistas y carreteras, gases lacrimógenos, despliegue de fuerzas policiales y hasta militares, campamentos en la ciudades principales y manifestaciones diarias es el panorama que hoy presenta Perú.

Elecciones, constituyente y libertad para Pedro Castillo, son las exigencias que alzan miles de personas que se han lanzado a las calles para exigir el fin de las acciones de un Estado que tras la llegada de Alberto Fujimori al poder en la década de los 90 se ha caracterizado por la inestabilidad institucional.

Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García (se suicidó), Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino y Pedro Catillo son los nombres de los presidentes de los últimos 30 años de esta nación, cuyo dato llamativo es que todos se encuentran sometidos a la justicia o investigados por delitos a petición de lo que han bautizado como “la dictadura del Congreso”.

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¿Quién manda a quién?

En la actualidad la constitución peruana –herencia del fujimorismo- estipula la posibilidad de la destitución del jefe del Ejecutivo por parte del Congreso bajo diversas figuras jurídicas punibles y, la que más ha sido cuestionada y usada en los últimos 5 años, la “incapacidad moral”. A la par de esta prerrogativa que otorga este poder al Congreso, también el presidente del Ejecutivo está facultado por esta constitución para disolver el Legislativo.

Esta circunstancia de doble amenaza constante entre poderes, tuvo su mayor crisis en enero de este año, cuando el presidente Pedro Castillo en horas de la mañana decide disolver el Legislativo que discutía su destitución por “incapacidad moral”, debate que fue aprobado en la tarde y dio pie a la detención del primer mandatario peruano.

Esta “muerte cruzada” benefició al Congreso que con el apoyo de las Fuerzas Armadas dio cumplimiento a la orden de detención contra el presidente Castillo bajo la acusación de “intento de golpe de Estado” pese a que este solo hizo uso de un recurso constitucional.

¿Quién es Pedro Castillo?

De origen humilde, Pedro Castillo nació en Puña, una localidad de agricultores ubicada en la provincia de Chota, en el departamento de Cajamarca. El 70% de los habitantes de esta zona son pobres pese a estar ubicados en un territorio con una de las grandes reservas de minerales que posee Perú.

En su juventud llegó a ser rondero, una organización comunal de defensa que surgió en la década de los 70 para combatir a Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. Ya como maestro de escuela se une a las luchas sindicales por reivindicaciones salariales y el aumento de la inversión en materia educativa del Perú donde el 5,9% de la población es analfabeta y en las zonas rurales esta cifra tiende a triplicarse.

Como integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú, lideró la huelga magisterial de 2017 donde su nombre insurge en la opinión pública como representante de las luchas del pueblo peruano por la constitución de un nuevo orden constitucional que incluye a los desfavorecidos.

Pedro Castillo lideró las protestas de maestros en la gran huelga registrada en 2017

La propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente para refundar el Estado se convierte en la principal bandera de una campaña donde su origen, rasgos y discurso, logran calar en las mayorías empobrecidas que se ubican en su inmensa mayoría en las montañas de este país, convirtiéndose así en Presidente.

“Golpe racista y oligárquico”

Durante su paso como jefe del Ejecutivo, tuvo intentos infructuosos de organizar un Gobierno dada la negativa del Congreso, de mayoría conservadora, para aprobar las propuestas de conformación de Gabinete. Asimismo enfrentó tres intentos de “vacancia” (destitución por parte del Congreso) solicitada por el fujimorismo en unión con la derecha tradicional peruana, que al final concretó su destitución. 

Para los Gobiernos de Colombia, México, Bolivia y Argentina, esta acción por parte del Congreso peruano constituye un “golpe de Estado”, por lo que para estos países la actual gobernante, Dina Boluarte, es una “dictadora” y Pedro Castillo es el presidente legítimo.

Presidentes como el mexicano Andrés Manuel López Obrador, han acuñado la destitución “ilegal” de Castillo a sus orígenes humildes y por representar al Perú que ha sido excluido durante siglos y que según sus palabras son invisibilizados en la sierra.

“Fue un golpe del conservadurismo del Perú, de los mandamás del Perú, que como los conservadores de México y otros países son clasistas, racistas y muy corruptos, porque lo que está de por medio son los interés económicos que predominan”, ha dicho López Obrador, quien además ha cuestionado el silencio de los organismos internacionales ante las decenas de muertes ocurridas como consecuencia de la fuerte represión del gobierno de Boluarte contra los manifestantes que siguen en las calles exigiendo “elecciones ya”.

¿Quiénes protestan?

La denuncia del presidente López Obrador parece avalada por los nombres de las localidades que se han alzado tras la destitución de Pedro Castillo. Huánuco, Ancash, Lambayeque, Tacna, La Libertad, Moquegua, Apurímac, el Vraem, Arequipa, Loreto, Cajamarca y Junín, son las provincias de donde proceden los manifestantes.

Una de las principales características que unen a estas provincias es que están ubicadas en la llamada serranía del Perú, donde a su vez se encuentran emplazados los dos principales pueblos indígenas; Quechua y Aymará.

Imágenes de los enfrentamientos en la población de Puno, donde se ordenó el «toque de queda»

Estas regiones donde el índice de pobreza supera el 50%, han sido el epicentro de la movilización de millares de personas que han decidido alzar su voz de protesta contra la destitución de Castillo, así como para exigir el fin de la “dictadura del Congreso” de mayoría conservadora.

Ha sido en esta región donde la actuación de las fuerzas de seguridad peruana han golpeado con mayor fuerza tal y como lo evidenció el saldo de al menos 17 personas muertas en la provincia de Puno como consecuencia de la represión ejercida por las fuerzas armadas del Perú  

“La toma de Lima”

Pese a la represión ejercida en estas regiones, donde fueron desplegadas unidades militares, las protestas se mantuvieron y los manifestantes decidieron dar un giro a su estrategia y trasladarse al centro del poder, acción que bautizaron como “La toma de Lima”.

«El pueblo y las comunidades campesinas se movilizan. ¿Cómo es posible que tengamos que venir a Lima para que entiendan nuestra agenda? Este gobierno se ha deslegitimado desde el día uno», aseguró Leonela Labra manifestante proveniente de Cusco al ser entrevistada por la BBC.

Estos protestantes contra quienes Boluarte ordenó el despliegue de 11.800 agentes militares y policiales, llegaron a la ciudad de Lima en marchas desde la serranía portando carteles con el lema “No soy terruco” en rechazo a la campaña de estigmatización que contra los habitantes de la sierra peruana emiten políticos y medios de comunicación de este país.

“Allá nadie nos escucha. Tenemos que venir hasta acá para que nos vean”, dijo José Hilaquita un campesino indígena aimara de Puno, al explicar a The New York Time por qué había viajado más de dos días para llegar a Lima.

Estos protestantes se han mantenido en la ciudad en campamentos y en hogares de limeños solidarios con estas protestas que cuentan con el apoyo de la mayoría de los habitantes de la sierra, pero son rechazados por la mayoría de los citadinos y costeños peruanos, situación que evidencia la marcada división social y de clases que signa a la sociedad peruana.



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