4 mayo, 2024
La Unión Europea y su candidata

Debemos aprender a liberarnos del espejo eurocéntrico, donde nuestra imagen es distorsionada. Es tiempo, en fin, de dejar de ser lo que no somos .
A. Quijano

Es increíble e impresionante, que hayan pasado más de 500 años y “el pensamiento europeo”, quiera seguir siendo una influencia determinante en la cultura de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Esto a pesar de que ya en los últimos 75 años el nortecentrismo ha querido sustituir al eurocentrismo, exigiéndole al mundo que le respete su zona de dominación ideológica, lo que despectivamente etiquetaron como “su patio trasero”.

La realidad política concreta es que la llamada Unión Europea se resiste a perder sus “aires imperiales” cuando siguen viendo al resto del mundo como países subdesarrollados y periféricos. Miran a sus habitantes, “por encima del hombro” como una ciudadanía de quinta categoría. Sin embargo, con los nuevos movimientos geopolíticos del siglo XXI es estratégicamente importante compartir con el imperialismo estadounidense la misión de ser los Estados más injerencistas: jueces penales, policías ideológicos y árbitros electorales, de todo el planeta tierra.

Y para la Unión Europea pareciese que más de 300 años de coloniaje sobre Venezuela no bastaron. Quieren seguir insistiendo en querer marcarle las pautas al pueblo venezolano sobre lo que debemos hacer y lo que no deberíamos hacer cuando emiten un nefasto comunicado escrito con palabras llenas de abundante supremacismo e intromisión en nuestros asuntos internos, irrespetando de manera descarada nuestra soberanía e independencia, al cuestionar duramente la decisión autónoma y jurídica de inhabilitar políticamente a su candidata ultraderechista favorita.

El descaro es que le están exigiendo a los poderes públicos de Venezuela que, de manera inmediata, le eliminen la inhabilitación política, porque según la Unión Europea es una prueba contundente de que en nuestro país no hay democracia. Eso quiere decir que tenemos una feroz dictadura, sin elecciones libres y transparentes.

Por lo tanto, insisten en que seamos solo como ellos quieren que seamos y no dejan que seamos quienes somos. Como diría Enrique Dussel: “No es nada descubrir algo nuevo, hay que descubrir para qué se descubre”.



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