7 mayo, 2024
Anomia - Últimas Noticias

El Instituto de Política de Harvard, en Estados Unidos, acaba de hacer una investigación que congela la sangre. Todos los datos aportados no hacen sino confirmar que esa sociedad tiene un acelerado proceso de descomposición, al extremo de revelar que el suicidio de jóvenes entre los 10 y los 24 años se incrementó en un 60%, entre 2013 y 2023. Los jóvenes entrevistados dieron muchas razones, pero entre las más importantes, destacaron la posibilidad de convertirse en víctimas de tiroteos masivos o violencia sexual.

Son números que debería tener ya a un equipo multidisciplinario haciendo análisis y estudiando a fondo sobre cómo pueden encontrar una respuesta a ese desastre. La mitad de los jóvenes entre esa edad afirma que se siente insegura; 40% están preocupados por acabar siendo víctimas de un tiroteo masivo; menos de la mitad se sienten seguros con la policía; más de la mitad de ellos se sienten nerviosos, ansiosos o al límite; casi un tercio de esos jóvenes, que según el censo de 2020 ascienden a 42 millones, están preocupados por acabar viviendo en la calle ante la falta de vivienda.

Pero el número que más me alarmó fue que 24% de esos encuestados piensa que mejor estarían muertos. Cuando 42 millones de personas, en un país con 300 millones de habitantes, llega a esas conclusiones, es un signo de que cosas graves están ocurriendo allí. Porque a eso hay que agregarle a ese país, 70 millones de consumidores de drogas, 50 millones de pobres, entre ellos 20 millones de pobres críticos, más todos los que han regresado de guerras e invasiones que no sirven para nada a la sociedad, porque sus traumas son de tal nivel que el Estado debe destinar a todo un personal altamente especializado para velar por ellos. Por ejemplo, el Departamento de Estado se ha negado a revelar cuántos muertos hubo en Afganistán en los 18 años de invasión. Algunos expertos calculan que fueron 25.000 muertos, más unos 20.000 que regresaron, pero que están convertidos en desechos humanos, pues tienen amputaciones y crisis sicológicas graves por efectos de la guerra, además de ser consumidores de droga.

Y pareciera que es la primera vez que el Estado siente preocupación por la tragedia de la droga y los efectos del fentanilo, del cual están culpando a México.

Es una sociedad que camina a una anomia total. La crisis se profundiza y no se le ve salida por ningún lado. Eso sin contar la crisis económica y la crisis política, aunque, obviamente, sabemos que una está imbricada a la otra.



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