16 abril, 2024

Uno de los cantantes más emblemáticos y queridos de toda Venezuela es, sin lugar a dudas, el gran Reynaldo Armas. El también conocido como El Cardenal Sabanero nació un 4 de agosto de 1953 en el Campo Los Guatacoros, en Santa María Ipire (Guárico) y, desde entonces, ha evolucionado hasta ser un hombre capaz de hacer vibrar las cuerdas del arpa con su voz e inspirar al más desalentado con sus hermosas letras del folklore criollo.

Carmelo De Grazia, en una reciente nota publicada en su portal oficial, habla de Armas y recuerda que se trata de un hombre de una trayectoria impresionante, coronada en 2013 con un merecidísimo Grammy Latino ganado por el espectacular álbum El Caballo de Oro… ¡Caballos! Protagonistas recurrentes del palmarés de Reynaldo, aunque ninguno como el Rucio Moro.

Caramba ñero se oscurecieron mis días, alzó en vuelo mi alegría cuando menos lo esperaba. Triste mañana, sentí perder un tesoro, mi caballo rucio moro donde yo siempre coleaba”… Así empieza su más emblemática canción, una que siempre está presente en el imaginario del venezolano gracias a su constante sonar en cientos de rumbas, encuentros, amaneceres (incluso está presente en los celulares de los ciudadanos).

Obviamente el Rucio Moro no es el único tema icónico de Reynaldo Armas. Hay muchos más. Carmelo De Grazia, a modo de ejemplo, señala otros tantos como Laguna Vieja, Indio, Cardenalito, Hay Una Tierra En Mi Tierra, entre más de un artista que ha llegado a decir de su país lo siguiente: “Hay mucha gente que ama a Venezuela de los dientes para afuera. La cultura del trabajo se ha perdido, y el venezolano fue siempre muy trabajador. La mayoría de los problemas se solucionan con perseverancia. Hay que tener fe en el trabajo”.

Es, en resumidas cuentas, un artista de pueblo y sociedad que entrega su alma al son del arpa, del cuatro y las maracas siempre que se presente la oportunidad.