20 abril, 2024

Adele se coronó como la gran ganadora de los Grammy, al alzarse con los premios de las cinco categorías en las que competía. Sin embargo, alguien más brilló en la ceremonia: nos referimos a la esposa de Jay-Z, Beyoncé, quien ofreció una de las actuaciones más importantes de la noche.

Gracias al efecto que generó el anuncio de su embarazo por Instagram, además del dominio que tiene actualmente en las redes sociales, todo el mundo el domingo tenía que ver con su presentación, y es que hizo temblar a todo el que observó su espectáculo.

Ataviada como una virgen y presumiendo de su segundo embarazo -esta vez de gemelos- la diva del pop conquistó a la audiencia. Iba vestida como toda una diosa de la fertilidad. Su impresionante y osado vestido, inspirado en antiguas deidades griegas y egipcias, capturó la atención de todo el mundo.

Gracias a su originalidad y forma de hacer un performance, la cantante -y ganadora de dos premios en la noche- representó a su propio país como una digna estatua de la libertad.

Con la ayuda de unas impresionantes pantallas LED, además de otros efectos especiales y la presentación de un cuerpo de baile, la madre de Blue Ivy hizo una entrada triunfal en la que tardó tres minutos en comenzar a cantar.

La presencia de las Knowles también causó muchísima conmoción en la gala. En la ceremonia no solo estuvo la más mediática de todas, la autora del álbum Lemonade, sino también su madre, Tina, y su hija de cinco años, Blue Ivy.

Adele fue una de las cantantes que más vitoreó la presencia de Beyoncé, pues -pese a consagrarse como la más poderosa de la noche, al alzarse con los premios «Mejor canción del año» y «Álbum del año«-, la británica no escondió su emoción por la intérprete de Drunk in Love y entre lágrimas expresó que «Yonce» a «todos inspira”.

Beyoncé lució un vestido de Peter Dundas, ex modisto de Cavalli y Pucci.