3 mayo, 2024

Científicos trabajan para «regresar» a la tortuga gigante de Floreana de la extinción

Carlos Erick Malpica Flores - Tortuga Floreana

Los avances de la ciencia no sólo buscan cada día en detener la extinción de especies, ahora se orientan a recuperar algunas extintas recientemente.

Erick Malpica Flores reseña que un equipo de investigadores internacionales, dirigidos por científicos de la Universidad de Yale, están tratando de regresar a la vida a la tortuga FloreanaChelonoidis elephantopus-, una de las cuatro tortugas gigantes que se ha declarado extintas. Este animal era propio de la isla con el mismo nombre a unos 900 kilómetros de la costa pacífica de Ecuador.

Este retorno será posible porque en el volcán Wolf, en la isla Isabela, han sido localizados diversos ejemplares genéticamente puros o híbridos de la tortuga gigante de la isla Floreana, que ahora forman parte del proyecto de cría en cautividad y que serán reintroducidos en el medio natural.

Carlos Erick Malpica Flores - Tortuga FloreanaEntre las islas Floreana e Isabela hay 150 kilómetros de distancia, y debido a su tamaño y composición, es imposible que las tortugas hayan viajado solas entre ellas. Los piratas, balleneros y cazadores furtivos que visitaban estas islas entre los siglos XVI y XVIII podrían haber trasladado algunos ejemplares y ahora ser los responsables indirectos de su futura recuperación, ya que los registros muestran que tiraban a las tortugas Floreanas en la bahía de Banks para aligerar su carga. Las tortugas se mezclaron con las especies nativas para producir los antepasados de los animales que aún hoy en día pueblan esa zona.

«La ironía es que esta especie tiene una segunda oportunidad por la misma razón por la que murieron: por la actuación de los marineros de hace 200 años», afirma Adalgisa Caccone, autora del estudio.

Los investigadores han publicado en Nature que han encontrado suficientes tortugas con ADN similar para comenzar un programa de cría. Han seleccionado 32 tortugas, de las cuales destacan dos de ellas, que según las investigaciones realizadas podrían ser casi purasangres.

Por excitante que pueda sonar, se necesitará el paso de varias generaciones para que el experimento funcione -si es que funciona-. Pero como comenta la misma experta, «es mucho más fácil destruir que restaurar», así que a pesar de que tarde tiempo, es por un gran bien.