¿Casualidad o causalidad? Fondo del 5 de julio, su cercanía al 4 de julio norteamericano
El día 2 de Julio de 1811 se dio a conocer en la reunión del Congreso venezolano que el gobierno norteamericano vería con agrado la Independencia de Venezuela. Esto animó el clima y el día 3 de julio Miranda pronunció un candente y muy fundado discurso a favor de la independencia absoluta y el día 5 de Julio de 1811 la mayoría de los diputados firmaban el Acta correspondiente. Pero, atención, los norteamericanos que manifestaron la decisión no ignoraban que venía el 4 de julio, aniversario de la independencia norteamericana, la manifestaron en una fecha que permitió a los venezolanos que los oían viajar a Venezuela para informarla, y los diputados que procedieron a hacer la proclamación menos aún ignoraban la substancia anexionista hacia los Estados Unidos de su acto.
Tal vez o sin tal vez, nos iluminarán algunos datos sobre el canónigo Cortés de Madariaga, que protagonizará, entre varias conspiraciones antibolivarianas, el Congresillo de Cariaco que Bolívar acallará fusilando a Carlos Manuel Piar. Era tío de un dirigente, chileno como él, José Miguel Carrera, que a su vez era socio político de Joel Poinsett, agente de inteligencia norteamericano y futuro diplomático en México con función contra Bolívar.
David Muñoz Condell, historiador chileno detalla las relaciones de Carrera con Poinsett. “Obtuvo su nombramiento oficial de Cónsul norteamericano y viaja a Chile en diciembre de 1811, en donde logra establecer una amistad estrecha con José Miguel Carrera, Presidente de la Junta de Gobierno, y pudo hacer que los chilenos proclamaran la Independencia de Chile el 4 de julio siguiente, para hacerla coincidir con la norteamericana”.
Ya son demasiadas casualidades, lectores.
“Poinsett aprende a hablar español y gana influencia entre los grupos independentistas, pese a la pretendida neutralidad de los Estados Unidos en los conflictos de España con sus colonias”. Poinsett diseñó el escudo de Chile junto a Carrera. Condell explica que
“logra que un lema apareciera en el primer escudo de armas de la Patria Vieja chilena “Post tenebras lux” (después de las tinieblas la luz, acuñado en la suiza calvinista del siglo XVI) y juntos dan un golpe de estado el 4 de septiembre de 1811, a cuya cabeza aparece Carrera. Trabajan en la creación de una bandera y una escarapela nacional y Carrera recibe de Poinsett un proyecto de Constitución para Chile. Es un reglamento de 27 artículos que Carrera presentó al congreso”.
Así pues ya en los primeros actos de independencia venezolana e hispanoamericana ha habido mano norteamericana. Evidentemente, los 35 años que separan la independencia de los Estados Unidos del año 1810 habían dotado a la nación norteamericana de permiso para tener una vocación de dominio sobre Hispanoamérica, a pesar de ser Hispanoamérica más grande y más rica que Norteamérica. No se conocerán conspiraciones hispanoamericanas para colocar o derrocar presidentes en Washington, ni presencia de sus agentes en actos equivalentes No hubo un Destino manifiesto hispanoamericano expansivo a los Estados Unidos. Bolívar trató de crearlo abarcando México, que era decir hasta el límite con Alaska. pero tal territorio no era norteamericano en ese ese entonces.
Un acta consagra el nuevo gobierno.
