28 marzo, 2024

El miedo es un proceso humano tan básico como la respiración o la digestión, sin embargo, la capacidad de la ciencia para comprenderlo y describirlo por completo sigue siendo difícil de alcanzar…. De hecho, todavía no hay forma de cuantificar el miedo en sí mismo a pesar de que se han llevado a cabo más de 100 estudios sobre cómo reacciona el cuerpo ante él.

Lo que sí se sabe, sin embargo, es que la reacción de miedo comienza en el cerebro y se propaga a través del cuerpo para hacer ajustes para la mejor defensa o reacción de huida. Comienza en una región del cerebro llamada amígdala. Este conjunto de núcleos en forma de almendra en el lóbulo temporal del cerebro se dedica a detectar la prominencia emocional de los estímulos.

Cuando se tiene miedo, el individuo suele referirse a los cambios fisiológicos que ocurren cuando experimenta el miedo en forma de dos respuestas opuestas: luchar o huir. La frecuencia respiratoria aumenta, la cardíaca sigue su ejemplo, los vasos sanguíneos periféricos (en la piel, por ejemplo) se contraen, los vasos sanguíneos centrales alrededor de los órganos vitales se dilatan para inundarlos con oxígeno y nutrientes, y los músculos se bombean con sangre, listos para reaccionar.

Y aun así, sabiendo todo eso, es imposible referirse al miedo como a algo que la ciencia entiende al 100%. No obstante, no deja de ser curioso e interesante lo que se puede decir de él hasta ahora.