29 marzo, 2024

La ciencia ha comenzado a comprobar que factores como la soledad, el perder a un ser querido, perder un trabajo, tener pensamientos negativos constantemente o decir mentiras, pueden causarnos enfermedades. Sí. Cada vez es más tenue la línea que divide los padecimientos emocionales y psicológicos de los físicos. Lee y entérate cómo nos afectan estas circunstancias.

La soledad

Según investigadores de la Universidad de Harvard el primer factor para determinar la longevidad de una persona es si tiene relaciones íntimas. Algunas investigaciones han clasificado a la soledad como una enfermedad, pues ha sido vinculada a enfermedades neurodegenerativas.

La muerte de una persona querida

Este factor está estrechamente vinculado a las personas mayores. Muchas personas encuentran sentido a la vida alrededor de sus seres queridos. Esto está ligado al tercer factor (perder un empleo) pues las personas necesitan un propósito en su vida.

Perder un empleo/no tener una actividad significativa

Según el psicólogo clínico Jordan Peterson, profesor de la Universidad de Toronto, las personas que no tienen un empleo o una actividad que consideren significativa tienden a desarrollar diferentes patologías. Otros estudios también señalan que las personas que no tienen un sentido en su vida se enferman con mayor facilidad y son más vulnerables ante las adversidades.

Pensamientos negativos constantes o rumiación

Investigaciones indican que las enfermedades mentales pueden rastrearse lo que se llama «captura», que se refiere a que el pensamiento es capturado por una idea obsesiva, que no permite al enfermo controlar la atención. El caso del escritor David Foster Wallace ilustra este factor. Wallace, a pesar de ser uno de los mejores escritores de su tiempo, se obsesionó con la idea de que no era lo suficientemente bueno, lo que hizo que finalmente se quitara la vida.

Decir mentiras

Según el doctor Peterson decir mentiras o estar en una relación de engaño hace que la persona viva una desalineación con el orden y sentido de su vida. Freud atribuía esta patología a represión, pero para Peterson no hay diferencia entre la represión y el autoengaño. Según el psicólogo puede que algo moleste a una persona y ésta busque resolver el problema, pero, al final, decide no hacerlo. Esta situación se repite hasta que la persona desarrolla el hábito de no pensar en el problema, aunque esté conciente de ello.