Zapato 3 ofreció a Caracas una noche memorable

Una gran ola negra empezó a inundar los alrededores de Bello Monte desde las 6:00 de la tarde del sábado 29 de abril. Personas de varias generaciones, pero sobre todo Baby Boomer y de la X, hicieron galas de sus pintas “comegatos” para la cita con Zapato 3, agrupación que se reencontró con sus fanáticos después de 10 años de ausencia en los escenarios nacionales.
La noche fue perfecta. Reencuentros, sonrisas, cervezas, recuerdos, euforia y mucho rock llenaron la Concha Acústica de Bello Monte que estuvo a tope, con miles de fanáticos que cantaron a todo pulmón durante dos horas los grandes éxitos de Zapato y escucharon con atención dos de las nuevas propuestas.
Tal como lo prometieron en sus redes sociales, los músicos se subieron a tarima puntual a las 7:30 de la noche. Las potentes pantallas anunciaron a los patrocinantes para luego irse a negro y dejar el recinto iluminado por la luz de la fase menguante de la luna y las estrellas que brillaban en el cielo. Después se pudo leer el nombre de la gira que los trae a Venezuela, “Réquiem para un Zapato”, seguida de la frase que se le atribuye a Safo: “Si la muerte fuera un bien, los dioses no serían inmortales”.
Entre gritos y aplausos aparecieron fotos de Diego Márquez, baterista de la banda de culto que murió en 2022 y por quien se celebra el tour que trae a Zapato 3 no solo por Venezuela, sino que los llevará a otros países. En su honor, miles de personas se reunieron para celebrar la música que dejó, pero también para conocer al nuevo dueño de baquetas, tambores, platos y pedales que continuará su legado: Dario Adames.
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Dos horas de remembranzas
“Obstinado” fue la primera canción del set list de la noche cargada de añoranzas del pasado. Perteneciente a su álbum “Separación” (1994), habla sobre una persona deprimida que considera el suicidio como solución, una salida que no es ajena para Zapato 3, pues Márquez se quitó la vida en Suiza, productor de una depresión. Además, su disco “Bésame y suicídate” (1991) es el más icónico y, por supuesto no faltaron muchas de las canciones de ese álbum, al igual que de “Amor, furia y languidez” (1989), “Cápsula para volar” (1995) y “Ecos punzantes del ayer” (1999).
“Cuchillo”, “Náuseas nocturnas”, “Ahora estoy sin ti”, “Uñas asesinas”, “Amo las estrellas”, “Como un fantasma”, “Separación”, “Vampiro” y “Hermana” fueron, sin dudas, las cancines más coreadas de la velada que cerró con otra de los grandes clásicos, “Entrada de bala”, que también contó con el acompañamiento del público.
Show de primera
“Buenas noches, Caracas. Nos sentimos muy emocionados, muy contentos y vamos a pasarla muy bien las próximas dos horas. ¿Están listos?”, fueron las primeras palabras que dirigió Carlos Segura, vocalista de Zapato 3, a la audiencia en la que además habían Millenials y hasta jovencitos de la Generación Z.
Álvaro Segura (guitarra y coros), Fernando Batoni (bajo), Jaime Verdaguer y Darío Adames también tuvieron sus grandes momentos protagónicos que, sin duda, se repetirán en las próximas fechas que tienen en varias ciudades del país como parte de “Réquiem para un Zapato”.
“Tenía que venir. Esto está demasiado bueno y no podía esperar a que me lo contaran. Estaba trabajando, salí a las 7:00 de la noche y me vine con unos panas y fue la mejor decisión que pude tomar. Sería imperdonable si no venía y me tripeaba este concierto y quién sabe cuándo volverán, sin contar que es tremendo montaje con luces y videos increíbles”, dijo a Últimas Noticias uno de los asistentes, que interrumpió sus declaraciones para cantar a todo pulmón “Amor de hierro” y no dejó su nombre.
No hay que dejar de lado los visuales que acompañaron el performance. La fuerza que le dio al show fue especial, con alusiones al mito de Ícaro, imágenes surrealistas como las que acompañaron a “Elefantes marinos”, una de sus más recientes canciones, y mujeres sensuales bailando al ritmo frenético de los artistas, grandes musas de sus letras inmortales que los convirtió en una de las bandas de rock más importantes de Venezuela.