Turiamo, memoria viva

En los relatos de la obra de ficción de Ítalo Calvino Las ciudades invisibles encontramos diferentes categorías de ciudades fantásticas, en la que Marco Polo narra a Kublai Kan, emperador de los tártaros, cada una con una temática descriptiva distinta.
En una ocasión, el viajero relata cuando es invitado a Maurilia y observa antiguas postales que muestran cómo era antes de la actualidad. Al llegar al sitio, se da cuenta de las alteraciones que diferencian a la Maurilia actual con la añeja; por esto, para no decepcionar a la gente, el trotamundos elogia con mucho cuidado las tarjetas, y les dijo que, increíblemente, bajo un mismo suelo, pueden haber sucedido dos ciudades diferentes, aunque con el mismo nombre, pero irreconocibles entre sí, naciendo y muriendo sin haber estado en contacto.
Una mañana del jueves 21 de marzo de 1957, los habitantes del pueblo de Turiamo, a las orillas de las playas de Ocumare de la Costa, fueron desalojados del terruño que los había cobijado por más de cuatro siglos, portando sobre sus hombros, cerebro y corazón la carga atávica de sus antepasados y el desconsuelo de no volver la vista atrás, ante la inapelable decisión del gobierno de instalar una base naval. El único testimonio material que perdura es el camposanto; todas las casas, plaza e iglesia fueron devastadas.
Sin embargo, no lograron demoler el arraigo de sus tradiciones, ritos y usos que llevaron consigo a los sitios cercanos a donde emigraron. Por generaciones, los diablos danzantes siguen recreando el día del Corpus Christi con sus bailes y cantos promisorios, lo que les ha valido ingresar, junto con otra decena de cofradías, a la lista representativa de la humanidad de la Unesco como patrimonio cultural inmaterial.
El pasado 28 de marzo, Día Nacional del Patrimonio Cultural, en un acto sin precedentes, el Ministerio para la Cultura reconoció los valores espirituales del pueblo. La ciudadanía, junto con el ministro para la Defensa, acordaron crear una instancia de consulta con los turiameros para articular propuestas que reparen moralmente el desarraigo espacial. La importancia del patrimonio inmaterial para el sentimiento de identidad y continuidad de los pueblos contribuye a la cohesión y diálogo social porque, a diferencia de la antigua Maurilia de Calvino, Turiamo sigue vivo.
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