9 julio, 2025
Secretos de un matrimonio - Últimas Noticias

“Pero aquí estoy, en mitad de la noche,
sin fanfarrias, en una casa oscura en algún lugar del mundo, sentado con mis brazos a tu alrededor y tus brazos a mi alrededor”.

Hace días finalmente vi ‘Secretos de un matrimonio’ (2021), un remake de la serie homónima de 1973, escrita y dirigida por uno de los grandes nombres de la historia del cine, Ingmar Bergman.

El remake aborda las distintas fases de la relación sentimental entre Jonathan (Oscar Isaac), un tranquilo profesor universitario, y Mira (Jessica Chastain), una ambiciosa ejecutiva en una reconocida empresa tecnológica.

La miniserie, de apenas 5 capítulos, me resultó brutalmente honesta. Me sentí escuchando a escondidas las conversaciones privadas de un matrimonio que se debate entre el amor y el odio en medio de lo descarnado de la vida en común.

Me derrumbé viendo la demolición lenta pero sostenida de una relación así como el consecuente intento de reconstrucción. Me cansé porque me dolía y el dolor, a veces, es extenuante. Me dolió porque una vez estuve ahí, porque algunos días lo vuelvo a estar, porque todos siempre lo estamos.

No es presenciar “una crisis” o “el fin de un matrimonio”, al contrario, es un ejercicio de introspección, se trata de hurgar en las bases que sustentaban todo lo que se está cayendo o se cayó, sobre las que, además, no podemos volver a edificar… o si, pero con el mismo riesgo: una nuevo desmoronamiento.

‘Secretos de un matrimonio’ evidencia cómo las dinámicas de pareja, aún las amorosas, siempre contienen un poco de violencia, esconden “secretos” y, además, en los nuevos modelos de relación (desde la “no machista” hasta “la abierta”) los problemas aún son los mismos.

Yo no pretendo contarles episodio por episodio, soy mala soltando o conteniendo spoilers, pero si quiero dejarles algunas afirmaciones o dudas (sobre todo dudas) en torno a momentos que seguramente ustedes también han vivido.

Va:
  • Serías capaz de responder rápida y honestamente si alguien te pregunta: ¿cómo te definirías como persona? ¿qué es para ti la felicidad? ¿y el amor? ¿te amas? ¿amas a tu pareja? Quizás no sea sencillo. La introspección es un ejercicio poco habitual: no estamos acostumbrados y nos da mucho miedo. Siempre resulta desconcertante enfrentarse a cuestiones existenciales que en determinado momento dejamos de preguntarnos para abrirle paso a la inercia.
  • En las relaciones, a veces nos unen ciertas similitudes: ser dos apasionados de tal oficio o del trabajo en general. Pero, en algún punto, eso cambia. En la serie, por ejemplo, Jonathan asegura que ser un simple profesor le permite pasar más tiempo en casa y cuidar más y mejor a su hija; en tanto, Mira es una ejecutiva con un sueldo mucho mayor y una dinámica híper demandante: “¡Pero estamos orgullosos de ser así!”, exclama Jonathan, con una alegría que ni él -ni nadie- se cree. Esto también pasa al revés. De hecho, es lo más común: las mujeres renuncian a ser quienes eran para entrar en la fase: esposa, ama de casa, madre, etc, y esa desigualdad –aún si amas esos roles- genera un resentimiento con el que es difícil lidiar. En la serie, la pareja tiene una hija por la que siente devoción, pero no idealizan la maternidad ni la paternidad. De hecho, ante la posibilidad de tener un nuevo hijo, Mira afirma que le preocupa “volver a perder su vida después de todo lo que le ha costado recuperarla”
  • A veces las relaciones se van descomponiendo “sin que lo notemos”. Pero, en el centro, siempre está lo mismo: lo peligroso que es silenciar sentimientos, la realidad que se esconde tras la premisa “es tan importante lo que se dice como lo que no”. Un día, el dolor contenido brota sin medida y sirve para que, a gritos, uno se eche en cara mil reproches con el menor tacto posible, con ganas de destrozar al otro (aún si no somos conscientes de ello). Somos cegados por el orgullo y la necesidad de tener la razón. Eso es así un día o unos cuantos, pero en las demoliciones también hay miles de instantes de complicidad, de silencio, de toma de decisiones, de diversión, de cariño, y de preocupación por los hijos, las familias, lo común. Es precisamente esa ambivalencia lo que hace que todo sea tan difícil.
  • Los años de inercia, aunados a ciertos momentos cumbres (la llegada a los 40), hacen que la gente sienta que “le falta algo”. Mira, por ejemplo, sentía que vivía en una mentira, se percibía ajena a sus propias acciones, como un robot que necesitaba un golpe encima de la mesa, un ‘algo’ que la hiciera reaccionar. Un día, llegó el ‘algo’ pero le daba miedo seguirlo; abandonar lo que tenía, el puerto seguro; aún así, lo hizo y luego…  notó que ese ‘algo’ no era lo que necesitaba, le hizo falta otro ‘algo’ y después otro y otro, porque la carencia no tenía nada que ver con el otro sino consigo misma.
  • También hay otras interrogantes: ¿Es realmente un fracaso un matrimonio que termina tras años de aburrimiento, hastío y falta de deseo? Tras alejarse ¿puede volver el deseo y las ganas de estar juntos? Quizás si ¿verdad? Pero ¿Cómo aprender a lidiar con todo lo que hubo tras ese adiós (el dolor, las nuevas relaciones, etc)? ¿Cómo reconocer que algo jamás volverá a ser lo mismo por más que lo extrañes y hasta intentes retroceder? ¿Cómo manejar el rechazo de alguien a quien tú rechazaste primero? ¿Cómo aceptar que ya no te aman igual que antes?
  • Pero ¿se acaba realmente un matrimonio? ¿Quién rige el tiempo que dura un divorcio o un duelo? Post divorcio, Jonathan y Mira pasan más de cuatro años en un ir y venir. Su matrimonio finaliza, pero su separación parece ser eterna y eso puede pasar, claro que puede pasar, pero nadie habla de lo difícil que es separarse, aún si ya no hay amor o pasión, nadie te dice que es doloroso hasta vender el sofá que tanto odiabas. También es jodida esa mezcla de dolor (por egoísta que suene) y alegría que te da ver al otro reconstruir su vida, en especial si tú no has podido lograrlo. Entonces, vociferamos que a uno le dolió más que al otro, aunque tal vez no haya sido tan así.
  • ¿Cómo definir esa mutación que te convierte de esposa(o) a enemiga(o) y luego a amiga(o) incondicional? ¿por qué no todos llegan a la última parte?
  • Tras algunas separaciones, muchas personas afirman que “jamás he vuelto a amar así” y está bien ¿no? Las historias de amor son particulares. Pero ¿Qué pasa cuando vas por la vida persiguiendo volver a amar así, sentir lo que sentiste alguna vez, sin lograrlo jamás? ¿Cómo asumir que nunca volverás a sentir por otra persona lo que sentiste por fulanito(a) sin que eso te genere tristeza? ¿Hay amores eternos o es eterno el amor que sentimos por la persona que éramos cuando estábamos en enamorados de fulano o mengano?
  • Después que alguien nos lastima profundamente ¿Cómo conservar la bondad? ¿Acaso es cierto cuando dicen que alguien era bueno pero fulanita(o) lo daño o será que era un “malo” contenido por preceptos morales que ya se derribaron? En la serie, tras muchas vivencias, Mira muta en positivo, aprende a lidiar con la soledad, descubre la libertad que implica y lo positiva que puede ser para ella. Pero, él, que era todo lo que estaba bien en la vida, se convierte en un tipo sin escrúpulos: “Ya no estoy obsesionado con ser buena persona, ser bueno para ti”, dice. ¿Cómo lidiar con el daño que le ocasionas al otro?

En fin, dicen que el divorcio es el segundo peor dolor. El primero es la muerte de un ser querido. Vean la serie y cuéntenme ustedes.

Por: Jessica Dos Santos

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