7 septiembre, 2024

Oswaldo Nania | Arquitectura funcionalista: ¿Cuál es su historia? ¡La función sobre la forma!

Oswaldo Nania - Arquitectura funcionalista; Cuál es su historia ¡La función sobre la forma! - FOTO

DAT.- La arquitectura funcionalista marcó el panorama arquitectónico de Europea del siglo XX, y abrió un debate teórico sobre el diseño en Estados Unidos. Nacida directamente del modernismo, representó un punto de quiebre entre la arquitectura del pasado y la nueva, siempre con una mirada fija en ajustarse y resolver los retos de su periodo histórico.

Explica Oswaldo Nania que algunas de las preguntas que los arquitectos funcionalistas comenzaron a hacerse entonces fueron: ¿Qué debe regir en el diseño: la forma o la función? ¿El ornamento es necesario o un exceso? ¿La belleza arquitectónica es inherente a la función o una añadidura impuesta? Las respuestas provocaron que aún en la actualidad haya defensores de esta corriente.

Y es que la arquitectura funcionalista derrumbó la típica estética recargada e, incluso, decorativa que por tantos años rigió al mundo arquitectónico. Tal como su nombre lo dice, en el funcionalismo prima la función sobre la forma, es decir, fue más importante hacer que un edificio funcionara de acuerdo a las necesidades que lo concibieron, a que fuera estéticamente canónico.

Por si fuera poco, este estilo evolucionó del icónico modernismo europeo, regido por Le Corbusier y Mies van der Rohe; de esta manera, el funcionalismo eliminó casi de forma definitiva los ornamentos, los fachadismos y todos aquellos elementos que no fueran una consecuencia directa de la función. Dicho en otras palabras, el alma y esencia del funcionalismo era el interior arquitectónico; el cascarón sería únicamente una envolvente, un agregado en segundo plano.

Pero, ¿qué significa ser funcional y adaptar la forma? Es muy sencillo entenderlo con un ejemplo: si una escuela necesitaba buena iluminación, el arquitecto funcionalista habría colocado grandes ventanales sin importar que en la fachada se afectara el diseño, aunque siempre respetando una modulación dada por los mismos materiales industriales. Podría decirse que la ideología de la arquitectura funcionalista fue purista. Los arquitectos confiaron en que la belleza era un resultado inevitable, no una creación superpuesta.

También buscaron el pragmatismo y la originalidad. Al día de hoy, el funcionalismo puede parecer común, pero para su periodo y con la arquitectura neoclásica y el art nouveau detrás, simplemente rompió las reglas.

Contenido

Origen

Dentro y fuera del quehacer arquitectónico, la frase ‘la forma sigue a la función’ resuena a la hora de hablar de la arquitectura del siglo XX, sin embargo, ese pensamiento tomó fuerza desde finales del siglo XIX. En Chicago, Estados Unidos, y luego del gran incendio que arrasó con gran parte de la capital en 1871, los arquitectos estadounidenses comenzaron a idear nuevas líneas para reconstruir su ciudad. Sin la carga de la arquitectura historicista europea, Estados Unidos emprendió su camino propio y así nació la conocida Escuela de Chicago, de donde se destacó al arquitecto Louis Sullivan. De hecho, fue Sullivan el autor de la máxima funcionalista, y defendió que la arquitectura era bella siempre y cuando fuera funcional.

Del otro lado del océano, la arquitectura funcionalista llegó como el bote salvavidas tras la crisis económica y social que la Primera Guerra Mundial dejó a su paso. Con el instaurado modernismo, la arquitectura ya guardaba cierta sencillez en sus diseños, pero no fue hasta la llegada del pensamiento funcionalista que se transformó en arquitectura social, como viviendas, escuelas y hospitales, especialmente en Alemania, Países Bajos o Rusia.

LEA TAMBIÉN | Oswaldo Nania | Importancia de la arquitectura en un desastre humanitario

Como ya se mencionó, la arquitectura funcionalista se originó y creció de la mano de Louis Sullivan; su trabajo como teórico inspiró a las grandes y curiosas mentes jóvenes, como la de Frank Lloyd Wright. Sin embargo, sus proyectos construidos fueron más versátiles y variados, llegando a mezclar algunas corrientes historicistas con la moderna.

Lejos de la modernidad, también se asume que Marco Vitruvio ya defendía el funcionalismo con sus tres atributos arquitectónicos: utilitas, firmitas y venustas. El arquitecto de la antigua Roma consideraba que la utilidad en la arquitectura era satisfacer la necesidad primigenia del humano; si era una casa, la utilidad consistía en que su usuario la habitara plenamente; si era un teatro, que los espectadores observaran y escucharan perfectamente una obra. Por su parte, la firmeza significaba estructurar armoniosamente el edificio y la belleza estaría dictada por la función y la estructura.

(Con información de Oswaldo Nania)