4 octubre, 2024

Juan Carlos Caiazza Grandolio | Ercole, un nombre emblemático de Ciudad Guayana… ¡y más allá!

Juan Carlos Caiazza Grandolio - Ercole, un nombre emblemático de Ciudad Guayana ¡y más allá! - FOTO

DAT.- Hablar de Ercole D’Addazio es hacerlo de un nombre que reúne a todo Puerto Ordaz y regiones cercanas en torno a la buena mesa y al buen vino. Su restaurante ha merecido destacados reconocimientos nacionales e internacionales.

Señala Ivanova Decán Gambús, presidenta de la Academia Nacional de Gastronomía que: “Los aportes de los italianos a los placeres de la mesa y a la ampliación de registros en el paladar de los venezolanos se expresan de múltiples maneras. Las historias de sensibilidad gastronómica que protagonizan estos inmigrantes en el país parecieran no tener fin. Quizá podamos encontrarnos en el reflejo de lo que ellos han hecho y continúan haciendo”.

Y en la mesa de Ercole me he encontrado, pues acudí a su compañía muchas veces: a escucharle, a disfrutar de sus platos, pero sobre todo a compartir las memorias de esta tierra que es Guayana. Un pionero ejemplo de trabajo y amor por lo que se construye día a día, con él recorrí su infancia, los recuerdos de su madre, su familia e Italia; los sueños que hizo andando en esas carreteras de Soledad, El Tigre, El Tigrito hasta Puerto Ordaz y San Félix. Su amor por su esposa Delia, por sus hijos Antonella y Leo, y por sus nietos. La capacidad de vislumbrar, soñar y actuar La historia cotidiana de esta tierra entre dos ríos.

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De San Benedetto a Puerto Ordaz

Ercole DÁdazzio fue un pionero que llegó de San Benedetto del Tronto (Italia), después de la Segunda Guerra Mundial como tantos inmigrantes a hacer la América. En los años cincuenta llegaron alrededor de 300.000 italianos a estas tierras en busca de una mejor vida y realizaron aportes invaluables a la construcción del país. Es el caso de Don Ercole, quien una vez tomó la vía de Oriente decidió quedarse entre estos ríos, vislumbrando que en Puerto Ordaz ocurriría algo grande.

Hombre de trabajo sostenido, voluntad férrea y altos valores familiares, se dedicó a trabajar en una iniciativa que ya traía de su vida familiar en Italia: la gastronomía. En sus mesas y restaurantes se hizo la historia de esta ciudad: presidentes de la República y hacedores de Guayana fueron sus comensales; sus espacios fueron testigos de la creación y desarrollo de estas tierras. Desde hace muchos años una referencia de la buena mesa a nivel nacional e internacional.

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En los años de la Guayana pujante su club privado, el Key Club, en el edificio Yocoima, fue un espacio al que acudía toda la ciudad, y hoy es una referencia obligada de la historia local y nacional. Hubo un tiempo en que abandonó los fogones y se dedicó a la construcción, años después volvió a la gastronomía y creó el Club Ercole. Aquí permanece su legado todavía.

Son emblemáticos en Ercole platos como las Coquilles Saint Jacques, que van en una concha de vieira grande y llevan una bechamel especial, la pasta con salsa de cordero o las costillas de cordero, los medallones al oporto, el filete miñón y carnes a la parrilla con exquisitas salsas. El lomito Wellington, que es un plato internacional, lo preparaba con algunas variaciones, preparaba un paté de ganso, ponía el lomito en la plancha y, apenas cocido, le extendía un poco del paté, lo envolvía en masa de hojaldre y lo llevaba al horno, al servicio le rociaba una salsa hecha con oporto. Variaba los platos con mucha creatividad y maestría, en las cremas por ejemplo incorporaba detalles extraordinarios, una simple preparación con auyama la cubría de hojaldre y horneaba, resultando una sopa vulcano, y cuando uno rompía el hojaldre era una delicia.

Don Ercole nos trajo a la mesa los mejores platos y las mejores copas de su extraordinaria bodega, pero sobretodo una vida de lucha y trabajo que dejó en todos los que conocimos. Bien dice el periodista Miro Popic en su libro ‘Comer en Venezuela’ que la restauración gastronómica tuvo un desarrollo mucho más lento en las regiones que en Caracas, pero que: “La mayoría —cito— producto del esfuerzo de emigrantes, como Ercole D’Addazio del famoso club Ercole de Ciudad Guayana, y muchos más que no por no ser famosos son menos importantes”.

Por Juan Carlos Caiazza Grandolio