18 abril, 2025
Referencias: Reciprocidad

Miguel Hidalgo como Simón Bolívar, respectivamente, parparían la indiferencia de los estadounidenses sobre el destino de las otras partes del continente. De allí que la dirigencia patriota comprendiera que la unión de pueblos con lazos culturales afines sería la garantía para romper las cadenas foráneas y emprender autónomamente nuestros propios caminos. Así se explica, en gran medida, el posterior respaldo que le diera México al Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826.

El respeto mutuo de México y Venezuela, apostando siempre a acciones soberanistas, sería una constante. Ejemplo de esto, es que algunos de nuestros próceres se mostrarían solidarios con la causa mexicana ante la intervención francesa años más tarde. En este mismo sentido, en el marco del despojo de nuestra Guayana por los británicos, y considerando la apelación de la Doctrina Monroe, -con su agenda oculta, por supuesto- por parte del secretario de Estado de EE. UU., Richard Olney, Porfirio Díaz, presidente de México, en 1896, afirmaría: “Cada república del hemisferio por medio de una declaración semejante a la del presidente Monroe, debería proclamar que todo ataque de cualquier potencia extraña, dirigido a menoscabar el territorio o la independencia, o cambiar las instituciones de una de las repúblicas americanas, sería considerado por la nación declarante como ofensa propia” ¡Un manifiesto a la protección común de Nuestra América!

Todo, sin obviar el rol jugado por el mismo Porfirio Díaz en el instante del bloqueo imperialista contra nuestras costas, en 1903, momento en el cual autorizaba al embajador de Estados Unidos para hacer reclamo de 18.000 libras esterlinas por concepto de una vieja deuda contraída en 1827, en el contexto de la República de Colombia. Pero, insistimos, más allá de esa aciaga circunstancia, el entendimiento ha sido proverbial.

De tal modo, recordemos la sola vez que se diera una ruptura diplomática entre México y Venezuela, fechada 3 de octubre de 1923. La génesis de esta drástica situación tendría como telón de fondo las palabras proferidas -casi un lustro antes- por José Vasconcelos, para entonces rector de la Universidad Nacional de México, contra el dictador que usurpaba la primera magistratura del país sudamericano: “No debemos callar el hecho de que Juan Vicente Gómez es un cerdo humano que deshonra nuestra raza y deshonra la humanidad”.

Expresiones parecidas diría el connotado intelectual mexicano, después de conseguir llamar Bolívar al salón de actos de la Secretaría de Educación Pública en 1921. Para ese momento, y luego de alabar con cierto reparo el gesto del presidente Warren G. Harding y de la Unión Americana por la erección de la estatua del Padre de la Patria en Nueva York, el autor de la Raza Cósmica sostendría: “El único descontento de la gloria del Libertador debe ser el odioso Juan Vicente Gómez, que pasea el asco de su persona sobre la desdicha de Venezuela”.

Esta dura aseveración era prácticamente respaldada por el gobierno norteño, quien no objetaba el juicio de su alto funcionario.

La negativa de que artistas mexicanos entraran a Venezuela para cumplir una agenda cultural sería la gota que rebosaría el vaso.

Ya para el 24 de julio de 1933, aniversario del natalicio del Hombre de las Dificultades, eran restauradas las relaciones diplomáticas entre las dos naciones hermanas.

La entrada Referencias: Reciprocidad se publicó primero en Últimas Noticias.

Ver fuente