Prólogo a la edición de Rajatabla por la Universidad Bolivariana

Rajatabla de Luis Britto García (1970), Premio Casa de las Américas, integrado por setenta y dos textos breves, es un libro de alto vuelo imaginativo habitado por una poética del desconcierto, que resume un compromiso con la historicidad, y en la que la parodia jugada magistralmente desenmascara la barbarie del sistema capitalista.
Esta obra pronunció con veinte años de antelación lo que se dio por llamar en los años noventa la crisis de la razón como utopía del gran orden moderno y totalizador de la vida humana, tal como lo preconizaran Tomaso Campanela, Thomas Moro y Francis Bacon.
En el aspecto formal, la visión innovadora de este libro generó polémica al tener que dilucidar si era una novela o una colección de relatos, o si más bien se trataba de fragmentos de relatos. Interrogantes que no parecieran ser tan importantes como el hecho de preponderar en estos textos breves un desborde de creatividad y de inteligente provocación, ya notable desde el mismo nombre Rajatabla. El autor, valiéndose del juego lingüístico que cifra todo este libro, construye el referido título a partir de la transposición o reordenación de las letras de otra palabra. Tremendismo que provoca sorpresa en los lectores al descubrir que la palabra es, leída a la inversa, albatajar, un arroyo de Castilla La Mancha. Este rasgo metaliterario también estará presente en algunos de los títulos de los textos: Etra es anagrama de arte, además en los de otras obras de Britto, Abrapalabra (1980), Premio Casas de las Américas (en el género novela Anda Nada (1984), ambasa integradas por textos breves, y lipogramas de la vocal a como Rajatabla 1 .
Este libro de juventud recibió el reconocimiento de la crítica internacional, expresado, entre otros autores por Seymour Menton al señalar que: “…El tono de la cuentística hispanoamericana de 1970-1985 lo establece el venezolano Luis Britto García (1940) con el volumen Rajatabla…”
Esta aseveración obliga a situarnos en el decenio de 1970, época en la que se observará un distanciamiento de los registros discursivos del boom literario. Dentro del contexto que llamaremos post boom se ubica Rajatabla, será referencia de peso
(1 ) Luis Miguel Garcerán Vásquez: “El infierno como sistema. Huellas distópicas en Anda Nada de Britto García”, ponencia en VII Congreso Internacional de la Asociación Española de Estudios Literarios, Madrid, 2008.
para los autores latinoamericanos, marcando un hito en cuanto a experimentación formal se refiere. En Britto, el juego del lenguaje puesto al servicio de un afilado sentido crítico alude a la guerrilla en nuestro país, las torturas policiales; y en Latinoamérica los regímenes dictatoriales. Las guerras de hoy, Guerra de cuarta generación, están preanunciadas en la trilogía “Las guerras posibles”; igualmente la alienación capitalista producida por los medios de comunicación.
Inusitado fue el impacto de la cualidad innnovadora de Rajatabla, en los lectores venezolanos, la “distancia estética” que se experimentó entre el “horizonte de expectativas” de la comunidad histórica y social de lectores y la aceptación del texto como literatura en la mayoría lectora. Una investigación de Verónica Jaffe, El relato imposible (1991), en la que se estudió al autor y su obra, dentro de la producción literaria de la década de los setenta, nos refiere el fenómeno de Rajatabla como el de no reconocimiento de esta creación dentro del género del cuento. Resultado que no llega a sorprender, por cuanto en esta poética britteana del desconcierto no hay cronómetro, símbolo del sueño de la razón como utopía, ni relojero. Rajatabla, adelantada a su tiempo, tiene por intertexto el paradigma científico del siglo xxi, la Teoría del Caos. Si en este paradigma la matemática y la creatividad se hermanan, en Rajatabla subrepticiamente está implicada esta visión de orden y caos, por cuanto dentro de la brevedad discursiva de Luis Britto, hallamos estructuras fragmentadas, mixtura de resgistros, la parodia, la ciencia ficción, lo fantástico, el lenguaje insospechado, hiperrealista, delirante, sin sentido, pero con sentido.
La poética del desconcierto asume títulos muy cortos en la gran mayoría de estos textos breves: “Helena”, “Carne”, “Calle”, “Utopía”, “Grupo”, “Nada”. Asimismo, la variedad de temas posibles en los que se involucra lo político-social, la ciencia ficción y el arte, y en los que detrás de lo ilusorio ficcional se entremezcla el ensayo. A veces el autor apela a la ausencia de signo de puntuación.
Los setenta y dos breves relatos de la obra se encuentran agrupados en: “Carne”, Calle ciega”, “Trono”, “Ilusiones ópticas”, “Trama”, “Vuelco” y “Ciclo”.
Los textos de la sección “Carne”:”Helena”, “Carne” y “La calle”, entre otros, escritos en tono irónico, absurdista y tamizados por un humor mordaz, están narrados en primera persona, en la que un niño es el narrador-protagonista. Narración cruel y abismal denuncia de la miseria, el hambre, la descomposición social y moral de los barrios marginales de las grandes ciudades —cabría suponer para el caso Caracas—, el mundo de las favelas brasileñas, situaciones que son ajenas a las actuales propiciadas por el neoliberalismo a nivel mundial. Distinción especial merece el final sorpresivo de “Helena”, servido a partir de una remarcable sutileza en la que identificamos la habilidad del autor de tomar una circunstancia de tan cruel horror que eclipsa al personaje y con éste el destino de los pobres, de los excluidos, imponiéndose ese destino cruel sobre una individualidad llamada Helena, son ajenas a las actuales propiciadas por el neoliberalismo a nivel mundial. Distinción especial merece el final sorpresivo de “Helena”, servido a partir de una remarcable sutileza en la que identificamos la habilidad del autor de tomar una circunstancia de tan cruel horror que eclipsa al personaje y con éste el destino de los pobres, de los excluidos, imponiéndose ese destino cruel sobre una individualidad llamada Helena, situación extrema que se convierte en símbolo del débil y, por consiguiente, de lo universal. Un final igual de abrupto y aterrador, impregnado de canibalismo social es “Carne”, es la miseria traducida en resentimiento. En estos textos queda desenmascarado el mito urbano del progreso como expectativa de la utopía de la modernidad, en la que la ciudad pensada desde el orden registra lo que señala Adorno: “la tendencia a la autodestrucción de la racionalidad humana”. ¿Acaso no se hace evidente en esta obra un acto de amor? El autor hace la comparecencia del rostro del pobre, o lo que es lo mismo, según Lévinas, del ser en el otro.
“Calle ciega”, compuesto por once relatos, entre otros, “Utopía”, “Consérvese joven”, “Transformación”, es el mundo ciego, sin salida que ofrece el no lugar, la desesperanza que estaría pintada en Gerontia (un país, imaginado por el autor de manera grotesca en “Utopía”). Lo grotesco, recurso manejado por Britto en esta aventura imaginaria, rompiendo con el ideal de belleza, desmonta a la vez que niega desde la ironía dramática, los valores impuestos por el discurso del poder al decirnos: En el país de Gerontia, ustedes no lo van a creer, funciona la Utopía. Nace un niño, se toma niño, se impide salgan dientes niño, se arruga la piel niño, se implantan cataratas artificiales en los ojos niño, se arruga la piel niño, se envenenan huesos niño (…) quizá no fue así, como lo cuentan los manuales de historia, o nunca fue.
Esta barbarie monstruosa, absurda en extremo, ajena a todo sentido, paradójicamente se hace real y verosímil.
En “Ser”, de la sección “Vuelco”, se alude a los mitos de la publicidad que cosifican al individuo y controlan su mente impidiéndole, como diría Lévinas, citémoslo otra vez: “la epifanía del rostro”. Genialmente, este rostro débil, indefenso, arrollado por el poder imperialista del yo, está en “Ser”. Es la síntesis de toda una vida condensada en una imagen que se vuelve paradigmática, en la que no hay epifanía, tan solo flujo de memoria:
“El lactógeno/el chupón/el pablum/los pañales cannon/ el talco mennen/los escarpines/ el gallo de oro/los teteros evenflo/la tarjeta de bautizo imprenta/la torre/los jugos gerber/la leche klim/el visineral/los helados/cruz roja/la pistola wyandote toys/el triciclo nortern/la cucharilla/el tenedor/el cuchillo/la ovomaltina/la cocacola la pepsicola/la cola kdt/la naranjita/la crema dental colgate/el cepillo tek/ los chocolates savoy/los caramelos la suiza/el lápiz mongol/ los cuadernos castle/los creyones prismacolor/la goma de borrar eagle/la goma de pegar lepage/la tijera de plástico (…) las flores/el clavel/la urna la voluntad de Dios/la placa marmolería roversi”
“Ilusiones ópticas” comprende textos dedicados a la estética y el arte, entre otros: “Artes posibles”, “Pantomorfón” y “El monstruo”. El monstruo, el Urfal, es un extraterrestre, un ser fantástico; con su presencia, Luis Britto satiriza el arte y al artista, ridiculiza la condición temporal de la alienación, atrapada en la temporalidad de lo finito. De ahí, que señale el autor:
“…falto de informes sobre aquella cultura y aquella técnica, recurrió el Urfal a su última defensa: la inmovilidad mimética”.
Ante la imposibilidad de crear desde la desmesura, desde el infinito, donde caos y orden conviven, al artista no le queda sino imitar. En esta poética del desconcierto se ironiza, otra vez, el infinito, donde caos y orden conviven, al artista no le queda sino imitar. En esta poética del desconcierto se ironiza, otra vez, el sueño de la razón en el que la posibilidad de la pérdida del límite nos causa horror. En esa relación de caos y orden, hay alusión al tiempo, hay postulación filosófica, ¿cuál? La relación del tiempo lineal con el tiempo existencial.
“Entropía”, que cierra la sección “Ciclo”, es el conato de diagnóstico final. Britto nos notifica que el hombre agotó su diálogo con la máquina; la última partícula movilizadora se equilibró por la última partícula estabilizadora; el resultado: “Será tan incapaz de hacer marchar el universo como el agua de una laguna de hacer girar la rueda de un molino”. Pesimismo, fin de la utopía, que a la vez resultó anticipación histórica. El autor pareciera decirnos las frases con que cuarenta y dos años después de la publicación de Rajatabla definió el estado del mundo y de la economía mundial en la cumbre de Davos: “Estamos en Entropía. La gente estudiará, pero no sabe si tendrá empleo; trabajará, pero no sabe si habrá jubilación”.
Si Gabriel García Márquez resume un universo en lo que ha sido llamado “la biblia latinoamericana”, Luis Britto, situándose más allá de las convenciones, más allá del yo imperial, que todo lo engulle; más allá de las formas establecidas, instaura una nueva geometría del lenguaje, desenmascarando y desmitificando verdades establecidas, creando la poética del desconcierto.