Milton Rengifo: apostamos al diálogo, la integración económica y la paz

Hermandad. Una palabra definida por la Real Academia Española como: “Relación de parestesco que hay entre hermanos (…) Amistad íntima, unión de voluntades”. Esta definición se ajusta a la realidad geopolítica cuando hablamos de Venezuela y Colombia.
Dos naciones que no solo comparten 2.219 kilómetros de fronteras distribuidos en siete departamentos colombianos y cuatro regiones venezolanas, sino también historia, idioma, geografía, cultura, gastronomía y economía.
El solo nombrar a Simón Bolívar, el Libertador, nos hace tener referencia al proceso de emancipación y de libertad que brindó a naciones suramericanas, como el caso de Colombia y su proyecto de la Gran Colombia. Es tanta la afinidad y los lazos que unen a estos países hermanos que los hechos históricos hablan por sí solos. Bolívar, nacido en Caracas, muere en Santa Marta, Colombia.
Un periodo turbio entre las relaciones diplomáticas entre el país neogranadino y el caribeño fue durante el tiempo del expresidente Iván Duque, que sumado a otros exjefes de Estado de esa nación, apostaron al distanciamiento recio entre dos hermanos, que por un lapso de siete años abrió caminos a los vicios como el narcotráfico, el tráfico ilícito de combustible, la creación de pasos ilegales, denominados trochas, el contrabando de alimentos, la afectación del bolívar como moneda venezolana que contribuyó al desgaste económico en los venezolanos y, principalmente, en quienes residen en las zonas de fronteras.
Fue precisamente en septiembre del año 2022, cuando en el puente Simón Bolívar, entre San Antonio del Táchira y Cúcuta, autoridades venezolanas sostuvieron el primer encuentro y apretón de manos histórico con el primer presidente de izquierda que llegó al poder, Gustavo Petro. Ese abrazo fraterno marcó la nueva época para limar las asperezas del pasado, hacer un borrón y cuenta nueva y, sobretodo, el inicio del retorno de las relaciones diplomáticas, comerciales y de hermandad entre países vecinos.
“La calma que da el tiempo nos hace reflexionar que romper relaciones con Venezuela fue una pésima decisión”, dice Milton Rengifo, embajador de Colombia en Venezuela, durante una entrevista que nos concedió para Últimas Noticias.
—¿Cómo han evolucionado las relaciones entre Venezuela y Colombia?
—Fue una mala decisión romper las relaciones. Hacemos y trabajamos para que eso no vuelva a ocurrir. Hay que tener en cuenta las condiciones sociales y culturales, principalmente, entre los 13 millones de habitantes que hacen vida en la frontera.
—¿Se perdió el control?
—Sí. Al ser una zona tan extensa, se perdió el control; de por sí, por razones históricas, los dos Estados no han tenido el control de esa zona tan extensa. Colombia porque su desarrollo es sobretodo andino y Venezuela porque su desarrollo ha sido por las costas, el tema petrolero. Entonces, lo que trajo ese rompimiento de relaciones es que las autoridades no se hablaran y el multicrimen tomara las fronteras (…), lo que estamos viviendo en la zona del Catatumbo no es más que una de las consecuencias muy negativas del rompimiento de las relaciones. Esperamos que no se vuelva a presentar.
—¿Cómo evalúa el restablecimiento de las relaciones?
—Ha sido muy positivo; pero uno quisiera que fuera más rápido. Hay todavía mucho por hacer, es una agenda bastante extensa, pero mientras exista voluntad será muy importante mantenerse y ampliar. No solo lo digo por el tema de la confianza que quedó muy resquebrajada, sino también por la presencia del Estado colombiano a través de los consulados.
—¿Y cómo va ese proceso de instalación y abrir nuevamente los consulados?
—Ya hemos instalado siete consulados de los 15 que existían. Vamos por el 50%, y estamos afinando detalles para abrirse los otros.
—¿Dónde están ubicados, aparte de la oficina que se encuentra en Caracas?
—Maracaibo (Zulia), San Cristóbal (Táchira), El Amparo y Guasdualito (Apure), Atabapo (Amazonas), Puerto Ordaz (Bolívar) y Caracas.
—¿Están operativos completamente?
—Sí. Aunque todavía no hemos abierto oficinas en Puerto Ordaz ni en Guasdualito, pero en dos o tres meses podemos hacerlo. Esto es muy importante, hemos logrado hacer actividades artísticas culturales con la comunidad y le estamos tomando el pulso a la realidad venezolana, que es muy dinámica y nos ha ido muy bien.
—¿Cómo va el comercio?
—Nos ha ido muy bien, cifras comerciales apuntan a 1.200 a 1.300 millones de dólares, creemos que es un poco más (…) un 30% más.
—¿Esas cifras corresponden desde 2022?
—Sí, desde ese periodo. La dinámica fronteriza, el despertar de la frontera, los niveles de recuperación de Cúcuta, de la misma San Cristóbal, las caravanas ida y vuelta que uno ve de gandolas por carreteras de Barinas, Táchira, Zulia, La Guajira, en el norte de los dos países (…), eso simplemente nos confirma lo que siempre se ha dicho, los socios naturales, además del hermanamiento, la tradición histórica confirma eso (…), que somos socios naturales.
—Embajador, habla de una frase: “Confiaza”.
—¿Cree usted que se ha podido recuperar?
—Correcto. Trabajamos en la Comisión de Vecindad e Integración entre Colombia y Venezuela. Son nueve grupos de trabajo; la última reunión fue en Cúcuta en el mes de diciembre. 75 líneas de trabajo, que son muy importantes: medio ambiente, temas de tipo consular, la cooperación judicial, policial (…). Ahora hay cruce de información, eso nos ha permitido dar golpes contra la delincuencia, delincuentes que eran de aquí y se escondían allá, y viceversa. Creo que vamos bien, creo que hay que acelerar la marcha, profundizar es lo que se debe hacer.
—¿Nuevos acuerdos se vienen?
—Vienen unos convenios en marcha. Hablemos de temas culturales. Con El Sistema, por ejemplo, es una maravilla (…). El presidente Petro siempre ha estado enamorado de El Sistema Nacional de Orquesta de Venezuela. Otro es el tema de la integración energética, la recuperación del gasoducto Antonio Ricaurte va por buen camino. Son una serie de noticias, bastante importantes, que eso se traduce en la confianza, respondiendo a tu pregunta anterior.
—Hay sectores extremos en ambos países que han apostado a que se rompan las relaciones.
—No, pues, en eso estamos claros. Hacemos el esfuerzo bastante importante por abrir las relaciones; no vamos a dar marcha atrás. Por su puesto, que hay momentos en los que se presentan diferencias, pero para eso está la diplomacia, para eso hay diálogo. Eso de romper relaciones no está en la genética de nuestro Gobierno que encabeza nuestro presidente Gustavo Petro. Hay que reconocer, como bueno demócratas que somos, que la oposición tiene derecho a opinar, a expresarse, pero no es viable, no es realizable, no es responsable con las dos comunidades, ni con el continente, el romper relaciones. Como decimos, es Colombia, eso es un punto chuliado.
—¿Diálogo y paz?
—Diálogo, integración económica hasta donde podamos y paz, por supuesto. Y gracias por preguntarlo, porque Venezuela ha jugado un papel muy importante en el pasado con las Farc, y en este último proceso malogrado con el ELN, pero siempre dispuesta a colaborar, y eso ha sido muy importante y eso ha sido reconocido por nuestro presidente Gustavo Petro.
—El presidente Chávez siempre lo decía, “la paz de Colombia es la paz de Venezuela”.
—Tengo muchos amigos acá; me contaban la anécdota de que Chávez, ya en su lecho postrero, recomendándole a nuestro amigo se hiciera parte de la paz de Colombia, que es la de Venezuela. Como lo hemos dicho, un eterno agradecimiento al presidente Chávez, también al presidente Inácio “Lula” Da Silva (Brasil) y a Fidel Castro (Cuba), que jugaron un papel muy importante en ese proceso. Vea, usted, esto posibilitó la llegada de un movimiento alternativo al poder de Colombia.
Esa ayuda que presentaron los tres gobiernos (Brasil, Venezuela y Cuba) en ese proceso de paz nos abrió el camino, el escenario (…); yo no sé, le pregunto a los señores del ELN, si quieren repetir esa historia, si quieren que el avance democrático notorio que hemos tenido en Colombia lo rompamos en 2026, pero es una pregunta que hay que hacerles a esos señores, que engañaron a la sociedad colombiana, engañaron al pueblo colombiano; mientras estábamos dialogando a fondo, decidieron romper el diálogo con esa criminal acción allá en el Catatumbo.
—Hablando del Catatumbo… mucho trabajo por hacer. Se habla de una zona económica especial con nuevas variaciones porque incluye el trabajo social.
—Sí. Muy importante la pregunta porque efectivamente la frontera no es una línea que divide, no, es una región que se consolida, ya lo dije: son 13 millones de personas con muchas expectactivas, más allá de las comerciales y familiares. Hay que ver cómo nos han agradecido en Cúcuta que con el restablecimiento de las relaciones ha surgido la movilidad de familiares, por ejemplo, en Mérida, de San Cristóbal a Ocaña o Bucaramanga. Entonces, lo que queremos, y que el presidente Nicolás Maduro así lo ha interpretado, es revisar una propuesta que nos extendió al Gobierno que en los próximos días la recibiremos formalmente y que apunta al desarrollo fronterizo integral.
La Zona Económica Especial no la conocemos, no la tenemos en nuestro ordenamiento, pero nos llama la atención. Hemos tomado ya nuestras primeras acciones: las consultas, la Cancillería nuestra y el Ministerio de Comercio nos estamos preparando para hacer la reunión, yo mismo estoy realizando reuniones aquí en Caracas. Más allá de generar empleo y la inversión, también tiene que ver con el desarrollo social del eje fronterizo.
Hemos hablado de “infraestructuras espejos” para no repetir en cada región lo mismo, desarrollar proyectos en conjunto. Yo pongo el ejemplo del Puerto de Santander y Boca de Grita. De un lado Venezuela tiene un acueducto muy interesante e importante que le presta servicio al Puerto de Santander, y del lado de Colombia tenemos un puesto de salud, que también le presta atención a los habitantes de Boca de Grita. Es un modelo de lo que pudiera aplicarse. Entonces, le estamos apostando a eso y todos estamos para trabajar en la materia. Abordar la gobernanza de la frontera binacional desde la óptica del desarrollo, no solamente del tema de la seguridad, el tema social.
—¿El tema humano?
—Por supuesto, es importante. Hay que ver el flujo de personas que le llaman “movimiento pendular”, personas que van y vienen. Tenemos una conurbación de hecho en Cúcuta. Cúcuta ya absorbió a San Antonio y a Ureña, las industrias de Ureña y San Antonio, la mano de obra es de Cúcuta, casi el 50% de ello; hay muchos estudiantes de Venezuela a Cúcuta, de Cúcuta a San Cristóbal. Entonces, ese dinamismo tiene que corresponder desde las instancias estatales.
—¿La conexión aérea y del turismo, cómo va?
—Muchísimo. Por ejemplo, tengo que viajar en dos semanas a Bogotá y no hay cupo (eso es una demostración, jajaja). Los vuelos están full, no solo la ruta Bogotá-Caracas, también Caracas-San Antonio, Cúcuta-Bogotá. Entonces, estamos solicitando nuevas frecuencias aéreas y aumentando las conexiones existentes, como Cúcuta-Maracaibo, Cúcuta-Barquisimeto. Los araucanos, que viven en Apure, nos están solicitando conexión, lo estamos revisando y estudiando, por ejemplo, ellos quieren ir a Cartagena, al mar, podrían tomar un vuelo Arauca-Porlamar en apenas 50 minutos. Venezuela tiene tanto o más y mejores playas que Colombia, eso es lo que debemos impulsar y es lo que debemos dinamizar. Fíjate, ha ido cayendo imaginarios equivocados sobre lo que es Venezuela hoy y avanzamos; esa es la tarea.
—¿Inversores?
—Vienen inversiones, claro, pero no escapamos de las limitaciones que tiene Venezuela con las sanciones; eso nos afecta también. A los empresarios el poder hacer los pagos les causa complicaciones, costos adicionales, por eso no nos gustan las sanciones, ni estas ni de ningún tipo, pero en medio de todo hay empresas y vienen más. Hay anuncios de la incorporación de empresarios en proyectos de cadenas productivas para que los habitantes no sean solo espectadores, sino que se sumen al trabajo.