Concientizar el amor – Últimas Noticias

José Raúl nos escribió esta carta el pasado 8 de marzo y casi se nos queda en el tintero. Era el Día Internacional de la Mujer y él había olvidado “felicitar” a su esposa, decirle algo.
Al ver el noticiero, cayó en cuenta de la fecha y salió disparado hacia su WhatsApp: “me siento orgulloso de ti, de tus luchas, tus logros. Te amo y ya te extraño”.
Tras enviar el mensaje, se quedó reflexionando o repasando su historia de amor.
Lleva 25 años con su esposa. Se conocieron mucho antes, pero por “circunstancias de la vida” pasaron 11 años sin verse.
Durante esa década, cada uno hizo su vida “por su lado” y con distintas parejas. Sin embargo, siempre estuvieron pendientes el uno del otro, aunque sin comunicarse directamente.
“Todo era por referencias de terceros conocidos por los dos”, recuerda José. Pero como dice el dicho “lo que es del cura va a la iglesia”.
Él no tiene dudas: “Dios nos dio una segunda y definitiva oportunidad para coincidir, con un pasado bien vivido, con experiencias ya procesadas y la capacidad de querernos bien, mejor”.
Sus antiguas relaciones los llenaron de errores pero también de los aprendizajes de rigor.
Hoy, afirman haber transitado por todas las etapas: la fase de enamoramiento, idealización y atracción sexual; el tránsito hacia “el verdadero amor e intimidad”, donde esa idealización se esfuma y las personas deben decidir si aceptan y valoran al otro como realmente es o no; y finalmente “el compromiso”, la madurez absoluta de la relación.
Para José esta última etapa es una construcción a pulso, con la mente activa. “Consiste en decidir si se desea o no superar juntos cualquier dificultad, celebrar cualquier victoria”.
Según su teoría, la única forma de llegar a este punto del camino es el amor real, la fraternidad o camaradería y la innegociable: la confianza mutua.
“Esto te permite llegar al final sin dudas. Yo realmente soy consciente de que amo a mi esposa, la valoro, la volvería a elegir, la considero la persona indicada para compartir mi vida hasta el final de mi existir, no la quiero perder porque no me imagino sin ella, quedaría desnudo”.
No obstante, pensar en el final es un ejercicio inevitable incluso para las mentes más conectadas con el presente, más optimistas:
“Muchas veces pienso en su salud, si le pasara algo y de verdad siento un terror indescriptible por mi y nuestras tres hijas. Termino pidiéndole a Dios que le de mucha salud por muchos años más y que llegado el momento de partir de este plano terrenal, sea yo quien me vaya primero. Suena egoísta pero ella es más fuerte”.
Mientras tanto, opta por hacer lo que hacen lo sabios: sentirse afortunado, bendecido, agradecido. Pedirle a las fuerzas superiores que si hay otra vida, le permita volver a coincidir con ella, o de lo contrario, le sigan regalando más momentos de dicha en esta.
También nos pidió encarecidamente publicar esta historia para sacarle una sonrisita a su esposa. ¡Que así sea pues!
Por: Jessica Dos Santos
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