Vivir en estado de excepción

Existen países donde los gobernantes le imponen al pueblo vivir en “estado de excepción”. Para que tengan una idea de cómo es la cosa, el “estado de excepción”, es una situación fuera de lo común, que se ubica en el centro de la tensión entre el normal funcionamiento de las instituciones y la violencia, pero dentro de una dinámica de lo excepcional que se convierte en medida extraordinaria contra situaciones en la que un orden social, económico y político se ve amenazado por una violencia incontrolable. Pero esto último puede resultar de una manipulación del gobierno para gobernar a sus anchas, en su interés y con arbitrariedad. Eso significa que el estado de excepción puede resultar de una perturbación social o que la perturbación sea gubernamental que paradójicamente la aprovecha el gobierno para resolver el problema causado desde el mismo gobierno.
En el caso de El Salvador, por ejemplo, tal como se percibe esa realidad de excepción, allí se suspenden las garantías constitucionales y se produce la intromisión del Ejecutivo en el ámbito de la justicia penal con violación del debido proceso, detenciones masivas con allanamientos sin orden judicial, detenidos sin condenas obligados a vestir un pantaloncillo y conducidos hacia una mega-cárcel donde el carcelero los recibe con una frase patética: ¡De aquí no saldrán nunca!
En los estados de excepción lo primero que quebranta el gobierno son las garantías y derechos del ciudadano. Te visten de preso sin condena. Espero que en Venezuela no vuelvan esas épocas de horror, de excepción, de “estado de sitio” o suspensión de garantías. Antes de la llegada del Presidente Chávez, este país vivió sin garantías constitucionales y nos impusieron la dinámica de la emergencia durante más de 40 años.
No podemos olvidar que en el año 1962 el gobierno de Betancourt podía mandar a prisión a cualquier ciudadano, sin el debido proceso y sólo quedaba en un estado de riesgo de muerte o desaparición. Chávez nunca suspendió las garantías constitucionales ni gobernó en estado de excepción.
Los gobiernos en estado de excepción, sea con decreto o por propia ejecución o abuso de poder, no son gobiernos democráticos y niegan los derechos y garantías constitucionales como el derecho a la vida, la presunción de inocencia, la garantía contra la autoincriminación, contra la doble persecución y te quitan la garantía de legalidad. Te hacen daño.