13 octubre, 2025
Yo tampoco quiero mando (y 2)

Los ciudadanos reunidos en la Plaza Mayor corean el llamamiento a Cabildo; medio centenar de granaderos que custodian el sitio no se mueven para defender a Emparam, y el alférez mayor Feliciano Palacios por el contrario lo conmina a obedecer (Blanco, 127-128).

Sigamos de nuevo el Acta del Cabildo: “(…) y abierto el tratado por el señor Presidente, habló en primer lugar después de su señoría el diputado primero en el orden con que quedan nombrados, alegando los fundamentos y razones del caso, en cuya inteligencia dijo entre otras cosas el señor Presidente, que no quería ningún mando, y saliendo ambos al balcón notificaron al pueblo su deliberación; y resultando conforme en que el mando supremo quedase depositado en este Ayuntamiento muy ilustre”. Añaden Rafael María Baralt y Ramón Díaz que el sacerdote chileno José Cortés de Madariaga pide abiertamente la deposición de Emparam; que éste consulta al pueblo desde un balcón, mientras el sacerdote “indicaba a la turba la respuesta, haciéndole señas a hurtadillas. Los conjurados que estaban mezclados con el pueblo, gritaron no le queremos: el pueblo prorrumpió también no le queremos. Emparan disimulando su bochorno dijo con despecho, pues yo tampoco quiero mando” (Baralt y Díaz, I, 51). La multitud reunida debía ser de consideración. No sólo la convocaba la agitación sobre las noticias llegadas de España, sino la solemnidad religiosa, que con sus oficios, cortejos y procesiones y su nutrida guardia.

Contenido

Yo tampoco quiero moderación

¿Hay que desautorizar al movimiento del 19 de abril como pronunciamiento ingenuo, que espera operar un cambio de sede de la soberanía mediante razonamientos abstractos y una reducida aclamación popular que legitimaría la decisión de un cuerpo de privilegiados? Sigamos leyendo el acta del 19 de abril. En lo político sus medidas se reducen a desconocer el Consejo de Regencia, deponer a Emparam, nombrar a don Francisco de Berrío fiscal de la real hacienda en lugar del intendente Vicente Basadre, cesar al brigadier Agustín García y a José Vicente de Anca, auditor de guerra, y a los integrantes de la real audiencia.

Pero se dispone “que se conserve a cada uno de los empleados comprendidos en esta suspensión el sueldo fijo de sus respectivas plazas y graduaciones militares”.

Con razón opina el testigo presencial presbítero José Félix Blanco que “jamás hubo ejemplo en la historia de las revoluciones de una moderación como la que se vio en aquel día memorable” (Blanco, 128). Es como acusar a la chispa de no ser todavía incendio.  Todas las revoluciones comienzan con la vana esperanza de conciliar pacíficamente los intereses de las clases emergentes con los de las hegemónicas. La respuesta feroz de estas últimas es la que obliga a una progresiva radicalización.

Yo tampoco quiero orden

El del 19 de abril aspira a ser en sus principios, como lo llama Carole Leal Curiel “la Revolución del Orden”. Lo es, en cuanto postula la sustitución de un orden derivado del derecho divino, por otro derivado del derecho natural racional. En el proceso interfiere un desorden inmovilizado a duras penas por la represión colonial de la sociedad de castas. Como señala la autora, “Después de 1810 y una vez declarada la independencia absoluta e instaurada la república, 1811 en adelante, las castas (indios, pardos, negros libres, indios y esclavos), el pueblo llano (populacho o plebe como se le llamó) pasan a constituir un problema capital en la reflexión acerca de cómo conciliar la libertad con el orden en tanto ellas amenazan bien sea la propiedad, bien la libertad y libertades o, mucho más tarde, el progreso y la civilización” (Leal, 81).

Para reponer su orden, sectores y clases amenazadas recurren a la sublevación interna y la agresión externa. Contra la naciente República se alzarán la rebelión de Maracaibo y Coro y Guayana y las milicias de Monteverde y de José Tomás Boves y la Guerra de Colores, el bloqueo de España y la expedición del Pacificador Morillo. Contra ellos la Patria esgrimirá la liberación de los esclavos y las grandes confiscaciones de bienes de los realistas y la guerra continental y los proyectos de integración americana. La lucha no concluye con la Independencia política: se intensifica en creciente espiral de acciones y reacciones cuya expansión todavía no concluye.

Yo tampoco quiero mitos

El 19 de abril es más que un mito socarrón con un cura Madariaga que hace señas al pueblo como si éste no supiera qué decidir y un Capitán General que tampoco quiere mando cuando ya milicia y gobernados se lo quitaron, y unos oligarcas que promueven la Independencia bajo la especie de Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. A lo largo de los trescientos años de calma colonial que deploró Bolívar, en Nuestra América se sucedieron cumbes, pachakutiks, alzamientos y rebeliones. La del 19 de abril es la primera que culmina en un proceso independentista que dura hasta hoy. Sus postulados, el derecho a procurar la propia conservación y defensa, a erigir un sistema de gobierno que las garantice, la soberanía del pueblo, son conceptos relumbrantes y poderosos como relámpagos. Anuncian un reguero de pronunciamientos independentistas que en pocos meses incendia la América española. No cierran el debate: abren otro, todavía inconcluso, entre soberanía popular y despotismo elitista, entre castas, entre imperios y periferias, entre clases sociales. La conciliación es la única farsa. Yo tampoco quiero mitos.

Fuentes:

  • Baralt, Rafael María y Ramón Díaz: (1939) Resumen de la Historia de Venezuela, Tomo Primero, Desclée de Brouwer. Brujas-París.
  • Blanco, José Félix: (1983) Bosquejo histórico de la Revolución de Venezuela, Bicentenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar, Venezuela, Caracas.
  • Guerrero, Carolina: (2009) “19 de abril de 1810: los límites de la soberanía original y la soberanía derivada” Revista Politeia, N° 43, vol. 32. Instituto de Estudios Políticos, UCV:87-102.
  • Leal Curiel, Carole: (2009) “La revolución del orden: el 19 de abril de 1810” Revista Politeia, N° 43, vol. 32. Instituto de Estudios Políticos, UCV,:65-86. Caracas.
  • Pérez Rescaniére, Gerónimo: (2011) De Cristóbal Colón a Hugo Chávez Frías, T.I, Fondo Editorial Ipasme, Caracas.



Ver fuente