Despedir a su Doky Bodoque: la mayor prueba de amor para Eneida

La ausencia de Doky Bodoque llena el apartamento, la vida, el día a día de Eneida y su familia. Ella, rescatista de alma y educadora de acción y convicción jamás se imaginó que el dolor de perder a su mejor amigo fuera tan abrumador, tan vacío, tan difícil de sobrellevar. Gracias a Dios quedan los buenos recuerdos y el agradecimiento como un sorbo de consuelo.

Doky no era solo un perro; era su amor, su amigo, su maestro y compañero de rutinas. Hablaban el mismo lenguaje y compartían la misma misión: Ayudar y sanar a todo el que se apareciera en la puerta solicitando apoyo emocional y sesiones de psicopedagogía. Esto último los volvió inseparables, cómplices, equipo.

De hecho el año pasado Eneida a través de una entrevista para el equipo de redacción de Últimas Noticias, dejó ver lo interesante de vincular a sus dos animales de compañía (Su perro Doky y su gato Brinco) en el aprendizaje de sus estudiantes, que en su mayoría son niños con capacidades especiales.

Doky acompañaba a Eneida a todas las sesiones con sus chamos, era como su complemento. Mientras  ella se encargaba de enseñarles lo maravilloso de la lectura, lo útil de las  matemáticas y lo mágico del lenguaje. Doky por su parte reforzaba en los niños la confianza en ellos mismo, la paciencia y el valor a lo desconocido, todo lo que tenían que hacer era pasearlo, acariciarlo y dejarse tocar por su naricita humedad y fría.

Eneida relata que Doky apareció en su vida un colorido  15 de enero del 2010. Desde que ella y su esposo Miguel lo vieron sintieron esa conexión inexplicable de amor y dulzura por aquella bolita de pelos diminuta, y acertaron en su elección, porque a partir de ese día este perrito lleno la vida de estos dos seres.

Eneida confiesa que una de las mejores decisiones que ha tomado fue adoptar a Doky, debido a que ella y su esposo siempre encontraron en su pequeño perrito la dosis de cariño, atención y compañía que necesitaban para afrontar los días buenos y no tan buenos que la vida te va presentando.

“Nos enseñó a todos el valor del amor, la paciencia y la perseverancia… Con él conocimos la importancia de ayudar a otros. En sus años de vida compartió su familia, su comida, juguetes con decenas de perros y gatos rescatados, que luego fueron dados en adopción”, explica Eneida.

Para Miguel, Doky era de esos perros que levantan el ánimo a cualquiera, y hacen sonreír al más distraído, de ahí radicaba su don para sanar a esos niños y niñas con condiciones distintas.

“Podría ser un día nublado, frío, gris, a él no le importaba siempre estaba  alegre, enérgico contento listo para jugar. Compañero fiel de un sinfín de tertulias a las cuales respondía con un simple menear de cola dando a entender que ya todo pasará y será mejor… Él tenía un don, transformar un mal momento en uno hermoso, mágico y sanador”, asegura el esposo de Eneida.

Trece años después les tocó despedirlo de la misma manera en que se enamoraron de él: dulce y pacientemente. Caricias, palabras de amor, y hasta canciones fue lo que acompañó la despedida de Doky Bodoque, el pasado 04 de febrero de este año.

“Doky fue un guerrero, batalló hasta el final siempre con su colita arriba, con ánimo, con alegría, es un héroe. Todos en la Av. Paez del Paraíso lo conocían, saludaban y extrañan porque era popular entre humanos y animalitos, siempre estará presente entre nosotros”, asegura su sentida humana.

Tras la noticia, familiares, vecinos y amigos cercanos se solidarizaron con Eneida y Miguel. Todos coincidieron que Doky era un perro único en su especie y que además se iba en paz y satisfecho de que cumplió con su misión: Hizo feliz a sus dos humanos favoritos y regalo sonrisas y confianza a todas las personas y sobre todo a los niños que lo conocieron y compartieron con él.

Por acá alguno de los testimonios de las personas que lo conocieron:

“Dokis nos enseñó que  un beso de naricita fría era lo más cálido del mundo, abrazar con su mirada y celebrar  con su movimiento de colita cada logro de los pequeños. Por siempre será recordado” (Madre de uno de los estudiantes de Eneida)

“Mi Doky, era perceptivo, sensible, leal, solidario; transmitía su energía positiva y brindaba compañía y consuelo. Era amigo, compañero y sanador. Estoy segura que Papá Dios lo envió a la tierra con una misión que cabalmente cumplió. Estará por siempre presente”. (Tía de Eneida)

“Para mi hijo Franchesco y para mi Doky fue un terapeuta maravilloso, un perrito noble y cariñoso.  Mi hijo le tenía miedo pero con la tolerancia de Doky lo superó y llegó a darle besos y acariciarlo. Doky le enseñó a Franchesco la paciencia cuando lo dejaba  pasearlo, lo entendía y se alegraba al verlo. Doky se ganó nuestro corazón de inmediato… esos perritos que son como Angeles guardianes. Siempre estará en nuestras vidas al recordarlo!!! Gracias Doky por tanto Amor puro” (mamá de un estudiante de Eneida)

“Doky supo cumplir fielmente su papel, no sólo con mi hermana y mi cuñado, para quienes fue una ofrenda de vida, sino para todos quienes tuvimos la fortuna de tenerlo cerca o inclusive hasta en la distancia. Tengo la certeza de que él sabía cuánto se le amaba y que lo sigue sabiendo, pues esa luz que nos proporcionó estará con nosotros siempre”, (Hermano de Eneida, desde Chile)

A más de un mes de su partida, Eneida sigue buscando formas de sobrellevar el dolor que conlleva la despedida de Doky. Palabras de aliento de sus cercanos, el avance de sus estudiantes y los sueños que a menudo tiene de su Doky Bodoque corriendo libre y feliz en un pastizal, son los bálsamos necesarios que la han ayudado a mantenerse serena.

Aceptar la partida física de un ser amado siempre es un reto que se ira superando con tiempo y paciencia, para Eneida es una promesa que diariamente intenta cumplir porque en el fondo sabe que su amado perro la estará esperando en ese hermosos lugar que está al cruzar el arcoíris.