Ya en Disney+, una simpática comedia de fantasía que nos hace añorar tiempos más sencillos
Es peligroso lanzarse de manera demasiado alegre y acrítica a la nostalgia, encerrándonos en conceptos limitados que consideramos confortables porque nos llegaron en un momento donde absorbemos experiencias con mucha intensidad. Aun así, se pueden añorar tiempos sencillos, donde no todo eran grandes espectáculos que consumen y demuelen tu atención y películas como ‘Ponte en mi lugar de nuevo’ pueden conformarse con ser un rato placentero.
Ruleta de la suerte corporal
Cierto, estamos hablando de la secuela de un remake de Disney, donde Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis renuevan crédito con sus fans antiguos e intentan conseguir nuevos en el proceso. Aun así, su divertimento desacomplejado rescata un tipo de comedia familiar que se echaba en falta, y que ahora se puede ver en streaming a través de Disney+.
Años después de un extraño fenómeno fantástico que hizo que madre e hija cambiasen de cuerpo, vuelve a producirse un terremoto en el núcleo familiar que incluye ahora también dos nuevos miembros de la familia. Mientras intentan averiguar cómo revertir la situación, tendrán que aguantar un día intentando hacer las rutinas habituales sin que resulte sospechoso.
Ya el mero anuncio del proyecto era una invitación a pensar en otra secuela legado más de las múltiples que pueblan los multicines para explotar nostalgia, producida con las limitaciones propias de algo que podría haber ido directamente a streaming. Claramente está orientada a gente que fue un infante en el momento de la predecesora y que ahora posee poder adquisitivo para gastarlo en algo que le recuerde a su infancia.
Al mismo tiempo, sigue siendo una payasa comedia de fantasía donde los enredos entre cuerpos y generaciones dan para risas muy efectivas. ‘Ponte en mi lugar de nuevo’ tiene tantos tics de un tipo de entretenimiento dosmilero que es difícil no sentirse a gusto viéndola, incluso con (o especialmente por) su trama destartalada, sus conflictos sensibles debidamente azucarados o incluso con sus tomas falsas en los créditos. Nunca se sale del tipo de película que debe ser, y eso ya definió a la anterior. Es complaciente, pero en parte también irresistible.
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