una impresionante aventura con 178 millones de horas reproducidas
Hace hoy justo tres que se estrenó en Netflix una película de fantasía que tuvo un éxito con el que estoy seguro que ni dentro de la plataforma esperaban. Una monstruosa aventura que se convirtió en el largometraje de habla no inglesa más visto de la historia de la plataforma con 178,6 millones de horas reproducidas y un total estimado de 103 millones de visualizaciones en sus primeros 91 días. Me refiero a ‘Trol’.
Ese dato es importante, porque sin duda ha sido clave para que Netflix se salte sus días habituales de estrenos para que este mismo lunes 1 de diciembre de 2025 podamos ver ya ‘Trol 2’. Es cuestión de tiempo que sepamos si va a superar o no el éxito de su predecesora, pero lo realmente importante ahora es que es una película más grande y espectacular que su predecesora, pero también peor.
Más grande pero peor
Puede que ‘Trol’ tuviese sus limitaciones, en especial por un guion que no se atrevía a pisar el acelerador a fondo, pero era una película entretenida y espectacular que brillaba sobre todo en su tramo final. Sí, entonces era cuando la criatura ganaba protagonismo y empezaba a sembrar el caos. Todo eso aliñado con unos toques de folclore noruego y el resultado final sobresale con mucho de la media en las películas originales de Netflix.
La segunda entrega corría el riesgo de ser simplemente más de lo mismo, algo de lo que ‘Trol 2’ parece querer reírse en una escena en la que se destruye una casa, pero lo cierto es que la fórmula por la que apuesta es la de hacerlo más grande en todos los sentidos, desde la presencia de dos trols gigantes hasta una dominio mucho más marcado de la acción. Aquí todo tarda menos en arrancar y a partir de entonces se convierte en una especie de montaña rusa.
Esa escala más ambiciosa es algo que también afectó al rodaje, pues el equipo fue incapaz de encontrar algunas localizaciones deseadas en Noruega, así que parte de ‘Trol 2’ se grabó en Budapest. Quizá los nativos sepan ver mejor en qué escenas se produce eso, pero lo cierto es que la continuidad en este punto resulta innegable en la película, permitiendo así ser más ambiciosos en términos puramente visuales. También es que han tenido más dinero para ello.
La pega es que nunca parece haber un plan sólido detrás, es como si el dúo formado por el guionista Espen Aukan y el director Roar Uthaug se centrasen únicamente en ser lo más espectacular posible, condenando casi al vacío a todo lo demás, incluyendo a los personajes que se traen de vuelta para intentar aplicar de no toques demasiado lo que ha funcionado. Pero eso es aquí literal, pues los actores aportan bien poco.


Además, esa búsqueda de convertir a ‘Trol 2’ en una especie de correcalles repleto de acción tampoco está muy lograda, ya que la propia naturaleza de la historia obliga a que hay cierta progresión en los ataques de la criatura gigante. Eso crea una extraña fricción entre la necesidad de tener un ritmo vivo para que el espectador no se desconecte con la realidad de que siguen siendo escenas más o menos aislada dentro de un relato que se siente algo cansino.
Es verdad que se añaden algunos elementos más de mitología para darle más empaque emocional a la historia, pero a la hora de la verdad aquí se siente más como una excusa que un intento real de que eso siga siendo la base de esta franquicia. Y ojo, porque es evidente que el plan de sus responsables es hacer una tercera entrega a poco que ‘Trol 2’ tenga el éxito esperado.
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