12 octubre, 2025
De San Remo a Caracas

Este no fue otro que Mario Briceño Iragorry, de cuyo fallecimiento se cumplieron 66 años el pasado jueves 6 de junio en curso, dejando una amplia trayectoria, en especial en estos momentos en los cuales “los apellidos” intentan colocarnos bajo el control de los Estados Unidos de América, como bien ha sido denunciado, inicialmente, por el hoy Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías y por su sucesor Nicolás Maduro Moros, quien será ratificado en la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, en las elecciones que tendrán lugar el 28 de julio próximo, tal como lo señalan las encuestas, aunado a las numerosas marchas y concentraciones que se han venido realizando en todo el país y a la decisión del pueblo venezolano que ha demostrado que Venezuela no es “patio trasero” de ningún imperio.

Hemos dedicado este artículo a ese insigne personaje de nuestra amada Venezuela, por haber sido el autor de la expresión “pitiyanqui”, con la cual describe perfectamente a los integrantes de la derecha fascista venezolana, quienes históricamente han demostrado su empecinamiento en mantenernos como colonia de los Estados Unidos, precisamente a la tierra donde nacieron Miranda, Bolívar y Sucre, el primero de los cuales fue el primer gran jefe de los patriotas y le siguieron quienes llevaron la independencia a su patria y la alargaron a Colombia, Ecuador, Perú, de cuyas alturas fundó el Padre Libertador a Bolivia (6 de agosto de 1825) y finalmente Panamá que en 1903 se desprendió del territorio colombiano. Como vemos fueron seis naciones liberadas en 14 años (1810-1824) de lucha contra el colonialismo español.

Trujillano de nacimiento, Briceño Iragorry dejó una hoja de servicios profesionales en el derecho, el periodismo, la diplomacia, la literatura con destacada obra escrita, que amplió a la política, como militante del partido URD al cual representó en las elecciones del 30 de noviembre de 1952, cuyo triunfo fue desconocido por Marcos Pérez Jiménez cuando se constituyó en gobernante en forma dictatorial por los siguientes seis años, hasta ser derrocado el 23 de enero de 1958, por los sectores populares de las barriadas capitalinas.

Luego Briceño Iragorry fue detenido y desterrado, se fue a vivir a España, regresando a su tierra natal, donde dejó su insigne presencia, con su “lección que es permanente lámpara votiva en el altar de la patria, para la preservación de valores y sus instituciones, y un faro luminoso de alerta a los piratas”, como bien escribió Antonio Sánchez Carrillo. Había nacido en 1897, lo que nos indica que tenía 61 años para el día de su fallecimiento. Sus restos yacen en el Panteón Nacional desde 1991.

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