24 octubre, 2025
Tiempos de Oscar Guaramato

Hubo un tiempo en que la actividad periodística y la inquietud intelectual iban de la mano. Una época en la que ser reportero o reportera estaba íntimamente relacionado con la literatura, la filosofía, la historia y la política. Los anales de la comunicación en Venezuela están repletos de hombres y mujeres, cuyos nombres han sido invisibilizados por completo. ¿La razón? Para algunos fue la profesionalización del oficio.

Otra causa posible es que la intelectualidad venezolana de inicios del siglo XX y, por ende, la mayoría de las y los periodistas, estaba ligada orgánicamente a causas justas y orientadas a alcanzar la justicia social en un país pleno de desigualdades. En otras palabras, ser comunicador o comunicadora en nuestro país era necesariamente una mezcla de pensamiento crítico, ejercicio profesional y compromiso político.

Carmen Clemente Travieso, Miguel Otero Silva, Héctor Mujica, Federico Álvarez, Olga Dragnic, Fabricio Ojeda, entre otros, fueron destacados periodistas. También intelectuales de alto vuelo y personas con un altísimo sentido social.

La semana pasada se conmemoró el natalicio del periodista Oscar Guaramato. Nació el 8 de mayo de 1916. Este venezolano primero se hizo profesional en las salas de redacción y en largas tertulias con grandes de la prensa venezolana del primer cuarto del siglo XX.
Escribió en El Carabobeño, Fantoches y El Nacional, este último otrora diario de la intelectualidad. Allí hizo crónicas hasta su muerte en 1987.

Junto a Miguel Otero Silva formó parte de la primera promoción de la Escuela de Periodismo de la UCV y fue fundador del grupo literario Contrapunto, así como director de su primera revista.

También fue militante durante toda su vida del Partido Comunista de Venezuela, colaboró activamente con su órgano difusor Tribuna Popular y ocupó la Secretaría de la Asociación Venezolana de Periodistas entre 1949 y 1956.

Pero nunca dejó a un lado su oficio de escritor y literato. Además de sus crónicas periodísticas y su intensa actividad política, se destacó como cuentista, lo que le valió premios y reconocimientos.

A pesar de las nuevas tecnologías y la profesionalización del oficio, ojalá rescatemos el valor del periodismo como una actividad inherente a la intelectualidad venezolana, como en los tiempos del gran escritor Oscar Guaramato.

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