Toma de posesión – Últimas Noticias

Trump es un delincuente. Y no lo digo yo, sino los tribunales de Estados Unidos: en febrero del año pasado un juez le impuso una multa por 400 millones de dólares y le prohibió hacer negocios en Nueva York por “fraude empresarial y falseo de riqueza reincidente”. En mayo del año pasado fue declarado culpable de 34 cargos de falsificación de registros comerciales, aunque el 10 de enero la Corte Suprema de Manhattan lo sentenciara a una “libertad incondicional”, curiosa pena para un señor con antecedentes. Un tramposo delincuente, pues, que se convertirá en el primer presidente de Estados Unidos condenado por cargos penales.
Algunos le ríen la gracia y se olvidan de ese detalle. El señor Biden tomó el ejemplo de burlar la justicia cuando le da un indulto a su hijo, condenado dos veces: una por fraude fiscal y otra por posesión de armas de fuego, y es adicto a las drogas. Biden había prometido no indultar a su hijo, Hunter, pero de qué valen las promesas…
Trump fue el ganador en unas elecciones que él mismo consideró fraudulentas y todavía podría esperar los resultados de la investigación del Congreso por el golpe intentado en 2021. Llega amenazando con acciones de cualquier tipo para apoderarse de Groenlandia, de Canadá y del canal de Panamá. Y también se le ríe la gracia, con apenas unas débiles protestas, si exceptuamos las movilizaciones del pueblo panameño.
Para su toma de posesión se movilizaron 25.000 policías y militares. Las agencias de seguridad hablan de amenazas, aunque ninguna resulte creíble. Si ante las amenazas en Venezuela se toman medidas de seguridad es un escándalo.
Sus invitados extranjeros son sólo sus amigos: por ejemplo, no se invita al presidente de Brasil sino al expresidente y líder fascista Jair Bolsonaro (que no podrá asistir porque tiene prohibido salir de su país), no invitan al presidente de España sino al líder de Vox, el partido de ultraderecha. Y junto a ellos a Javier Milei, Noboa (presidente de Ecuador), al señor de El Salvador o a la jefa de gobierno de Italia. Será una reunión de la internacional fascista.
Para compensar y demostrar amplitud invitó también al presidente chino, Xi Jinping.