¿Teme ahogarse con tanta información?
Quien escribe está activo como usuario en tres medios sociales, dos se abrieron por las exigencias de trabajo. Una, la elegí en principio atraído por la promesa de oportunidades para establecer vínculos con el sector profesional, de eso hace más de una década, si hago una evaluación honesta y trato de responder la pregunta:¿cuántos vínculos nuevos, significativos y de calidad he logrado en este tiempo?, llegaría a la conclusión de que más fue “la bulla que la cabuya” o “mucha bomba y poco chicle”. Otra, la elegí por razones de trabajo, en diciembre del 2022, para validar una propuesta de valor de programa de contenido a través de un foro de audio, no resultó. Ese mismo medio social intimida con grandes y caudalosos ríos de información en donde yo atrapo pocos peces, a pesar de ofrecer varios filtros y artificios ‒redes para atrapar‒, no tengo motivación para aprender a usarlos, ni tampoco quiero sincronizar mi vida con ese reloj. Tal vez, la cuenta para mi más valiosa y de mayor actividad sea Telegram, sí esa la del director ejecutivo ruso Pavel Dúrov preso, disque por rehusarse a colaborar con el gobierno del país galo. El mismo está siendo enjuiciado en Francia, libre bajo fianza, acusado de complicidad en varios delitos que se le imputan; Dúrov alega que es una respuesta por negarse a colaborar con ese país en los términos solicitados, según su criterio, lo que piden vulnera el derecho a la privacidad, intimidad y libertad de expresión de los usuarios del medio social.
Por fortuna no soy asiduo usuario de Youtube, y no soy usuario activo de TikTok, ni de Instagram. Youtube es una plataforma digital de contenidos abierta, son pocas las veces que le presto atención a la dieta diaria, personalizada, de videos que me recomienda. Cuando visito Youtube es para buscar o un tutorial o un contenido de película o serie referido previamente por terceros, es decir, yo tengo el control de lo que veo, determinó mi qué, cómo y cuándo. ¿Eso creo?
Al ver en el Data Reportal 2024, de We are Social, que en promedio un usuario de medios sociales posee simultáneamente 6,7 cuentas en medios sociales distintos, me pregunto: ¿realmente le aportan valor a su vida?. La inserción de publicidad no se dijo pero se sobre entendía, pero lo de la difusión de contenido nunca se dijo, en los inicios se promocionaron como espacios para “compartir” entre familiares, allegados, amigos y demás relacionados; luego, comenzaron a colocar las dietas de información, elaboradas a juicio del operador de la plataforma con el propósito de mejorar su experiencia como usuario. De las tres cuentas que tengo, dos se han tomado la libertad de insertar contenido, la tercera, la que más uso solo me presenta contenidos subidos a la nube por los participantes con los que establecí contacto, en las cuentas de grupos a los que pertenezco y en los canales a los que me he suscrito.
Otra modalidad engañosa que hay es la de las apps, aplicaciones para móviles, que se pueden dividir en dos grandes categorías: las utilitarias, que le permiten editar y crear contenido, visualizar documentos en formato pdf u otro formato, entre tantas otras utilitarias, son “gratis”, se conectan regularmente a la internet; las otras, son apps de juegos también son “gratis”, no exigen suscripción, se conectan eventualmente a Internet. Esta exigencia de conexión de ambas es para insertar ocasionalmente publicidad. Ya llegará el momento, en la evolución de sus modelos de negocios en el que pasen de ser canales para marketing a ser canales para la comercialización directa. Negocios donde usted aporta la conectividad y parte del poder de cómputo de su dispositivo terminal inteligente, por ahora, el teléfono, la PC, la portátil, la tableta, la consola de video juego, el televisor inteligente. ¡Así que gratis no son!
Muchos de estos servicios, apps o plataformas digitales, sobre Internet, que satisfacen varias de las necesidades de sus usuarios, pretenden imponer una agenda de temas ‒Agenda Setting‒ enmascarada y con ellas marcar el ritmo en las vidas de sus usuarios. Aquí hace la aparición una patología psicológica o síndrome que se ha denominado “Temer quedarse por fuera” (FOMO, Fear of Missing Out). Esta patología obliga al usuario a mantener cerca el teléfono inteligente, hasta cuando come, duerme y quién sabe si más, aumentando los niveles de dependencia, tensión y ansiedad.
En tales circunstancias, la sensación de sobreabundancia de información, de sobrecarga de información, de inundación aumenta. A ella contribuye la redundancia consecuencia de la re-difusión y el reenvío de la información de los usuarios a sus relacionados, alguno de los cuales incluso podrían ser robots o granjas de robots.
Contenido
Premisas
.-Datos no es sinónimo de información, ésta se puede convertir en datos que son mucho más que eso.
.-Una cosa es la realidad y otra es la sensación en relación con la sobrecarga de información, dos formas distintas de percibir el efecto del volumen o cantidad de información, una racional y otra emocional.
.-Hay información verificada y no verificada, al igual que medios de comunicación social formales y no formales.
.-El rumor y el chisme son medios de comunicación social informales entre pares o iguales, donde los interlocutores son más relevantes que la fuente, ésta tienden a ser o hacerse anónima, son cercanos afectivamente, cohesionan socialmente a grupos con intereses y con situaciones en común. La comunicación tiende a ser verbal, espontánea, simple y resumida, redundante, estas características son fundamentales aún cuando se cambie el mensaje a la versión escrita.
Para ilustrar
A la tecnología que emplean los servicios y plataformas que imponen dietas de información sin que nadie se las solicite se le conoce como Tecnología Empuje (Push). Cada vez que se subscribe a una XXX letter, recibirá notificaciones regulares en su correo electrónico; esta autorización se obvia o es disfraza en muchas medios sociales o plataformas digitales, usted sin percatarse en el inicio de la suscripción autoriza esta intromisión o libertad de inserción de contenido, ya sea que están colocadas explícitamente en las condiciones de uso y política de privacidad o cuando se le pregunta al inicio por sus áreas de interés; en algunos medios sociales esto no se pregunta, ellos se toman la libertad por su bien.
Un extracto de un ensayo científico realizado por bibliotecólogos que analiza históricamente el estudio del fenómeno social de la sobrecarga de información, es elocuente:
“No es un problema nuevo,…, siempre ha parecido nuevo.”; “…extraña es la persistencia de la retórica de la novedad que acompaña a un fenómeno tan antiguo.” (Bawden y Robinson, 30-6-2020)
“Casi desde el comienzo de la escritura, en el mundo antiguo y clásico, hubo quejas de que había demasiados libros y demasiado para leer. Inmediatamente comenzaron a aparecer soluciones, en forma de resúmenes de textos y listas de colecciones…” (ib.)
Demasiada información para un mortal, miren este caso hipotético citado en el mismo ensayo:
“”Fraser y Dunstan ( 2010 ) ofrecen un ejemplo sorprendente…Supóngase a un estudiante en la especialidad de imágenes cardíacas que se propone leer la literatura médica directamente relevante. Leyendo 40 artículos al día, 5 días a la semana, necesitaría más de 11 años para ponerse al día. Para cuando hubiera terminado, se habrían publicado otros 82.000 artículos relevantes, lo que requeriría otros 8 años de lectura…” (ib.)
Una complejidad que exige más bien una reforma de pensamiento:
“…Desde hace tiempo se reconoce que el trabajo interdisciplinario, que requiere que un individuo maneje información de una variedad de disciplinas, plantea un problema particular de sobrecarga (Wilson 1996).” (ib.)
Conjeturas
.-Si la información fluye ‒volumen y velocidad‒, fuera de nuestro control agobia, produce ansiedad y estrés. No es lo mismo estar en un mar y océano calmado que en medio de un tsunami o tormenta.
.-Si la información no se entiende frustra, si ella solo refleja una realidad compleja el problema está en el sujeto.
.-Si se mezclan el flujo de información de los rumores y el chisme con el de los medios de comunicación social masiva tradicionales y el de los robots se crea confusión y anarquía.
.-Nadie se lanza a navegar en un cuerpo de agua, mar, océano, lago o río sin un mapa, una brújula, un reporte del tiempo y sin saber navegar, sin plan ni estrategia. Recuerden, lo que dicen los adultos a los niños y niñas: “Cuidado, no te lances en lo profundo si no sabes nadar”.
.-Se ha impuesto la cultura de consumo de contenidos de los medios sociales y las plataformas digitales, donde se ha pasado de lectores dedicados a exploradores superficiales ‒escaners humanos‒ que hacen una barrido a la pantalla, si nada les interesa, se pasan a la siguiente, en términos del escritor francés Michele Serres, seríamos la generación Pulgarcita.
.-La tendencia actual, en tiempos de transformación digital, es a enfatizar más lo individual que lo colectivo y comunitario, la competencia más que la cooperación solidaria; más información se demandará para compensar la inseguridad, el desconocimiento y distanciamiento del otro, el desarraigo y el aislamiento, el vacío.
.-El cuerpo humano tiene mecanismos para autorregular la información que necesita y que puede procesar, tal como hace con los requerimientos energéticos en base a su metabolismo.
.-No basta con la sistematización y automatización de la gestión de la información, incluso con la ayuda de la Inteligencia Artificial, hacen falta humanos profesionales en diferentes disciplinas del saber, que cuál exploradores se mantengan descubriendo y reportando estos nuevos nichos de información relevantes, que separan el trigo de la paja.
.-Las estrategias de alfabetización informativa y digital, así como otras, masivas, mundiales y sincronizadas, emanadas desde un ente central multilateral para resolver la sobrecarga de información pueden ocultar una agenda normativa u obedecer a simple marketing.
¿Qué hacer?
La pregunta queda abierta, multiplicada, en estos versos del poema “El primer coro de la roca”, TS Eliot. 1934, traducción Jorge Luis Borges:
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?”
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