28 marzo, 2024

Presencia de babas en canal de Lechería no representa peligro

Presencia de babas en canal de Lechería no representa peligro


 El Ministerio de Ecosocialismo (Minec) informó vía redes sociales que es normal la presencia de ejemplares de baba, pertenecientes al orden crocodylia, en el canal de drenaje de aguas pluviales (identificado como CP2), dispuesto en la avenida Arismedi de Lechería, en el límite con Puerto La Cruz, ambas ciudades de la zona metropolitana del estado Anzoátegui.

Específicamente señalan que el avistamiento es “habitual en las actividades de monitoreo de estas especies”.

Además, el ente rector en materia ambiental refiere que luego de analizar las fotografías aportadas en redes sociales, “se trata de un espécimen de la familia Alligatoridae, específicamente es un Caimán crocodilus, vulgarmente conocido como una baba, conclusión a la que pudimos llegar gracias a la disposición de las escamas post-occipitales y nucales (cervicalez) presentes en el animal”.

Asimismo le recuerdan a la ciudadanía “que vivimos en un país tropical, que por presiones urbanísticas y necesidades de la población hemos ocupado espacios naturales y que como seres humanos debemos comprender que estos espacios deben ser compartidos con aquellos seres vivos que llegaron millones de años antes que nosotros”.

Y como nota importante destacan que en el estado “no existen registros modernos de ataques de grandes lagartos a seres humanos”.

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Ambientalistas: Es normal la presencia de babas

Igual opinión tiene la directora de la Fundación Avista, Gaizkale Garay, quien asegura que es normal la presencia de esas babas, “llevan años viviendo en esos mismos cuerpos de agua. Ya sea la laguna Rómulo Gallegos, ya sea el canal de alivio que recorre la avenida Camejo Octavio, como también las lagunas de Tronconal, son sitios donde siempre han sido observadas”.

Explicó que el asombro que estos animales despiertan actualmente se debe a que “las redes sociales multiplican exponencialmente cualquier información” y que ese canal quedó expuesto después de sufrir una tala agresiva, “tumbaron todos los árboles y mangles, toda la vegetación que había allí y por supuesto quedó expuesto el cauce del agua”.

“No debe haber alarma y nada de qué preocuparse. Primero el animal está en su hábitat, segundo si está allí es porque consigue alimento, y tercero lo que hay que hacer es no meterse con él, dejarla tranquila”, agregó la ambientalista.

Garay reconoce que la ciudadanía debe “contentarse” porque a pesar de todo el impacto y de toda la invasión que significan los desarrollos urbanos alrededor de las áreas naturales, “la presencia de estos animales nos dicen que ese ambiente tienen posibilidades de recuperarse y todavía ofrecen lo que necesitan especies como esa baba”.

Sobre el llamado a las autoridades para que hagan algo, Garay consideró que están haciendo lo debido, que es dejar tranquila esa especie que además es protegida.

También considera que hay que incentivar que haga un seguimiento de la misma por parte de especialistas y que se elaboren planes de manejo, pero además se le proteja.

Por su parte el médico veterinario Gilberto Borges, indicó que la distribución de estos animales es en toda la costa de Venezuela. “Habitan en pantanos, lagunas, manglares, ríos, estuarios, e incluso pueden llegar a la playa y a la costa, ya que son animales de agua salada”.

Reiteró que es una especie vulnerable y amenazada, por lo que está protegida por leyes nacionales e internacionales, por su importante función ecológica.

Borges apuntó que al ser animales protegidos no se pueden tocar, manipular, capturar, cazar, matar, trasladar, y toda aquella persona que incurra en estas acciones, cae en un delito ambiental, establecido en la Ley Penal del Ambiente.

Este conservacionista “tortuguero” coincide con Garay y afirma que las babas son más vistas estos últimos años debido al fenómeno de las redes sociales, “esto hace que la información y el avistamiento se difunda fácilmente por las redes sociales, lo que hace que la falta de información sobre estas especies genere en las personas asombro y preocupación”.

Borges informó que en algunas zonas del país, existe una pequeña recuperación de la especie, gracias a la fundación de los parques nacionales, otras áreas protegidas y a los trabajos de conservación y educación que adelantan en el país, a pesar de la mayor destrucción, intervención y reducción de su hábitat, en su mayoría por desarrollos urbanísticos sin control.

Mencionó que ante la alarma generada con cada avistamiento, sí son peligrosos, pero “en Venezuela debido al alto impacto negativo que han sufrido por las personas a lo largo de la historia, el comportamiento de los cocodrilos y caimanes es el de huir en presencia de las personas. Estos animales solo atacan si se sienten amenazados, acorralados, en peligro, con crías o nidos. Estos animales no tienen al humano como presa normal en su dieta”.

Asimismo refirió que ante la presencia de una baba, debemos mantener la calma y distancia, estar atentos, no gritar, no acercarse, ni molestarlo; si el animal está fuera del agua, no molestarlo, solo está tomando sol, recuerden que son reptiles y necesitan tomar baños de sol para poder termorregular su temperatura, luego, sólo se irá y regresará al agua.

Recomendó no nadar en cuerpos de agua donde se sospecha o se han visto cocodrilos o caimanes, mantener a niños y mascotas supervisados y cercas del control de un adulto, no dejarlos solos cerca de cuerpos de agua y dar aviso a las autoridades (Minec o Inparques), especialistas y grupos de investigación y conservación para llevar un control y registro de la especie en la zona.

“Como ciudadanos tenemos el deber y el derecho de proteger a las especies de vida silvestre y de disfrutar de las ventajas que estos animales nos traen, ya que son muy importantes para el medio ambiente y un recurso que debemos cuidar”, comentó.

No es la primera vez que la gente reporta

El avistamiento de caimanes en zonas urbanas de Lechería no es nuevo.

En noviembre del año 2022 se reportó el avistamiento de cocodrilos cerca de instalaciones náuticas, muelles y espacios acuáticos de los canales del Complejo Turístico El Morro en Lechería, municipio Urbaneja.



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