19 abril, 2024
Pitcher y a la vez prestidigitador


“Tu verdadera riqueza jamás podrás guardarla en el bolsillo, y menos en un Banco, sólo irá a tu cerebro”… Joseph Mckadew.

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Isidro M. O’Súllivan B. de Hermosillo, pregunta: “¿Cierto que el pitcher de los Yankees, Domingo Germán, se aplica en sus manos sustancias prohibidas que los umpires no pueden detectar?”.

Amigo Chidro: Domingo, dominicano, de San Pedro de Macorís, es, a los 30 años de edad y tras seis temporadas de experiencia, uno de los mejores lanzadores derechos de las Mayores.

Tan bueno que el umpire James Hoye, se empeñó en encontrarle algo en las manos, después del tercer inning, cuando el muchacho había hecho outs en fila a los nueve Twins que había enfrentado.

Hoye se incomodó, porque después examinarle las manos tres veces, no le encontró nada, y entonces ordenó que se las lavara.

Conclusión: O Hoye quiere exhibir exceso de autoridad donde nada le están ocultando, o Germán, además de tremendo lanzador, es también un prestidigitador insigne y antiumpires.

El famoso umpire profesional de Caracas Juan Loaiza, dice: “Para el juego de todos desnudos, que sugiere el lector de Mazatlán, Abelio Negrín, ofrezco mis servicios como umpire totalmente gratis, y hasta pagaría mi boleto para entrar al estadio ese día”.

Néstor Griswold, de Madrid, pregunta: “¿Alguna vez Luis Aparicio fue capitán de su equipo en Grandes Ligas?”.

Amigo Nes: Cuando Luis llegó a las Mayores, en 1956, por supuesto que era un novato y el mánager de los Medias Blancas, Marty Marion, fue sustituido al año siguiente, por Al López, quien poco a poco permitió que el zuliano manejara el infield, sin darle el título de capitán.

En 1963, Aparicio llegó a los Orioles y al año siguiente, Hank Bauer fue nombrado mánager de ese equipo. En la conferencia de prensa de su llegada a Báltimore, dijo:

“Creo que me veré obligado a repartir mis honorarios con Luisito, porque lo he hecho capitán del equipo, con instrucciones de manejar totalmente al infield”.

En Boston, 1971, Luis encontró de mánager a uno que había sido muy buen shortstop, Eddie Kasko, quien dijo para la prensa en 1972:

“Hubiera sido muy feliz de haber tenido las habilidades y el instinto de Aparicio para el beisbol. Le he dicho que se encargue de dirigir el infield, porque él puede hacerlo mucho mejor que yo”.

Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.



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