10 septiembre, 2024
La rumba del merengue de Caracas suena a nostalgia

En Venezuela, está más que demostrado el poder de venta que tiene la nostalgia, sobre todo, en el ámbito musical. La mezcla originada por el recuerdo de felices tiempos juveniles y la capacidad económica de quienes se mantienen activos en el aparato productivo facilita el éxito de los empresarios que le apuestan al pasado, como es el caso de “La rumba del merengue de Caracas”.

Algunos de los nombres incluidos en el cartel resultan imprescindibles en la banda sonora de los 80, cuando el género dominicano se disputaba los lugares preferenciales en las carteleras radiales, con la llamada salsa erótica.

Es el caso de Fernandito Villalona. Con su éxito “Cama y mesa”, que se lanzó en 1982, mostró al público nacional la faceta romántica del ritmo quisqueyano que hasta entonces se asociaba con aceleración y bonche, gracias a referencias que aportó Damirón con “Piano merengue” (1977) y Wilfrido Vargas con “El barbarazo” (1978), que tuvo gran repercusión al ser utilizado para musicalizar el sonado caso del falso jeque árabe que estafó a banqueros y empresarios, a principios de los 80.

Villalona abrió una compuerta que permitió la llegada de otros compatriotas, comenzando por el propio Wilfrido, responsable de un éxito tras otro a partir de “El jardinero” (1984). También de Sergio Vargas que se dio a conocer con “La quiero a morir” (1986) y Bonny Cepeda con “Una fotografía” (1986), ambos temas convertidos en verdaderos clásicos del género.

Sergio repitió aplausos con una versión tropical de “Perla negra” (1988), original de Yordano. Ese mismo año, se concretó el lanzamiento de un cantante formado en las filas de la orquesta Los Melódicos: Roberto Antonio.

Con Sacúdete nena, el intérprete zuliano respondió a las expectativas de su disquera Sonorodven y se convirtió en “El rey del tecnomerengue”, fusión creada por el productor Luis Alva, responsable de una marejada de éxitos con distintos artistas como Diveana y Karolina.

Sembrado el merengue en el gusto del público venezolano, con el tiempo continuarían apareciendo exponentes como Eddy Herrera, causante de un tremendo hit como “A dormir juntitos” al lado de Liz, y el también zuliano Omar Enrique, quien se ha mantenido fiel al género dominicano a lo largo de una carrera que supera las dos décadas.

Muchos de los mencionados se incluyeron en la oferta artística de La rumba del merengue en Caracas que tomó los espacios de la terraza del Ccct. Es de suponer que, el 16 de junio, un coro multitudinario perdió la voz entre recuerdos, vueltas, lágrimas y celulares activados para captar los rostros de la melancolía.



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