19 abril, 2024

La revolución del 4 de febrero, frustración de la secesión del Zulia 8/8

La revolución del 4 de febrero, frustración de la secesión del Zulia 8/8


Chávez estaba en prisión. Pocos días después llega el carnaval. En los parques, en los autobuses, en los vagones del metro, se ve a las madres con los niños disfrazados de Chávez sentados sobre las rodillas. Los diminutos tenientes coroneles de paracaidismo están voceando el sentir de una nación. Pero otras madres no se ven en el metro, son las que no podrían pagar el boleto de pasaje, menos disfrazar a sus hijos porque son demasiado pobres, preparan el tetero de ellos con perrarina y agua hervida. Ya no van a los hospitales. ¿Para qué ir? Los médicos ven a los niños pero ellas no podrán pagar la lista de las medicinas que recetan, más y más caras cada día.

The New York Times opinó el 5 de febrero: «El gobierno democrático se salvó por poco en Venezuela y más atemorizador que los disparos de los militares alzados fue la indiferencia de los civiles frente a lo que estaba sucediendo». Añadió que «los disparos oídos en Caracas fueron una advertencia para toda la región».  

El Tiempo de Bogotá titula: Colombia se solidariza con Pérez: 

«Las diferentes instituciones políticas colombianas reaccionaron ayer ante el fallido intento de golpe de Estado contra el gobierno venezolano. El presidente del Congreso, Carlos Espinosa Faciolince, (el gestor de la república del Zulia colombiana) manifestó su total solidaridad y apoyo al presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, así como el repudio a la intentona golpista de quienes, desconociendo la realidad del momento latinoamericano, atentan contra el querer de todos nuestros pueblos». 

Noticias de ese tenor abundan pero ni una sílaba se imprime en Colombia o Venezuela sobre los arreglos limítrofes paralizados por el golpe hasta que en el diario El Nacional, mezclado con noticias del disparo del dólar a Bs. 76 y con una del homenaje de los intelectuales a Carlos Andrés Pérez, se inserta el día 13 de febrero —tras nueve días de silencio, es la única mención en Venezuela— en la página A-2, aparece un despacho de la agencia EFE titulado «Intento de golpe frustró firma de acuerdo fronterizo». El subtítulo señala «El diario bogotano El Espectador dijo que hace veinte días los comisionados para la negociación estuvieron a punto de solucionar definitivamente el litigio». En el texto se transcriben frases del senador colombiano Rodrigo Marín   Bernal, de que «la acción militar contra el presidente Carlos Andrés Pérez interfirió y congeló consultas políticas de alto nivel que se efectuaban en Caracas para ratificar este acuerdo sobre límites». Ilustra el artículo un mapa en el que un ferrocarril que parte de territorio colombiano —las minas carboneras de Cerrejón— conduce al lago de Maracaibo. 

El día 6 de febrero CAP declara sentirse abochornado de que Venezuela, un país que ha sido ejemplo de respeto al sistema democrático de América Latina durante más de 34 años, haya protagonizado este triste espectáculo. El escritor Pedro Berroeta dirá exactamente lo contrario: “El pueblo le ha retirado a la democracia el cheque en blanco que le firmó el 23 de enero”.

El Tiempo, 7 de febrero: Golpistas planeaban un baño de sangre

«Un verdadero baño de sangre, juzgando sumariamente y fusilando luego a los jefes políticos y militares corruptos planeaban los oficiales que intentaron un golpe de Estado en Venezuela, reveló ayer el ex comandante del Ejército, general (r) Carlos Julio Peñaloza en un programa de televisión. En panfletos, conversaciones y arengas a sus camaradas de armas, los oficiales rebeldes hablaban persistentemente de llevar a los corruptos al Estadio Universitario de Caracas para juzgarlos y redimir con su sangre a la República que han postrado de rodillas»4. 

El mismo día 7, Pérez declara: Seguiré con mi plan económico

«…los empresarios venezolanos se mostraron complacidos ante esta actitud de su presidente. Al cierre de esta edición, circulaban rumores en Caracas de un posible allanamiento en la Universidad Central de Caracas, así como de una aguda presencia militar en la ciudad». 

Quince días después, el 22 de febrero, semiestabilizada la situación, aparece una declaración del diputado Orlando Fernández quien dice haber hablado con el comandante Chávez en prisión y los otros jefes del golpe, quienes le aseguraron que nunca pensaron en asesinar a Pérez. Y añadió una frase que aborda el tema central de estos artículos: «La grave situación de corrupción que vive Venezuela y las negociaciones del problema limítrofe con Colombia motivaron la asonada militar del pasado día 4». 

Uslar Pietri y su grupo debieron sonreír, alegres por el resultado de su elegante evolución donde Carlos Andrés Pérez quedaba debilitado y aquellos peligrosos militares izquierdistas colocados en prisión, al tiempo que —colmo de perfecciones— el poder de la oligarquía caraqueña resultaba acrecido y la semirrepública del Zulia frustrada.

Algunos años después,  sintiendo que iba a morir, el intelectual declaró: “El único error de mi vida fue conspirar contra Carlos Andrés Pérez”. Ni él ni Rafael Caldera habían contado con la superioridad de Hugo Chávez Frías y la fuerza e instinto del pueblo venezolano.



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