19 mayo, 2024

La revolución del 4 de febrero, frustración de la secesión del Zulia (2)

La revolución del 4 de febrero, frustración de la secesión del Zulia (2)


Revisemos otro hecho que se demostró interesante, sucede en 1991: la aprobación de una nueva Constitución en Colombia, que sustituye a la de 1886. ¿También se fragiliza a Colombia? Veremos que sí.

Comienzan las conversaciones. Carlos Andrés Pérez y sus contertulios del lado colombiano están andando rápido. Seis días después de la firma del Acta de San Pedro Alejandrino, el 12 de marzo de 1991, el periódico bogotano El Tiempo (revisable en internet) trae una noticia llamativa: Los presidentes de Colombia, César Gaviria, y Venezuela, Carlos Andrés Pérez, suscribirán el próximo jueves en Caracas un acuerdo que permitirá que en octubre de 1992 se establezca la Zona de Integración Fronteriza. Así, desaparecerá la línea limítrofe que separa a Cúcuta y Villa del Rosario, en Colombia, de San Antonio y Ureña, en Venezuela, y se creará, en la práctica, un ente territorial binacional que permitirá integrar a las poblaciones de uno y otro lado de la frontera. Para la financiación de ese proyecto ya se cuenta con varias propuestas de entidades internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo».

Una pre-república del Zulia 

Aquello era una pre-república del Zulia. Si no como entidad totalmente independiente, si en una etapa que se podría llamar sociológica y de estructuración de negocios. Pronto firmaron César Gaviria y Carlos Andrés Pérez el acuerdo para el establecimiento futuro de la Zona de Integración Fronteriza y el 17 El Tiempo pudo noticiar: “Cielos abiertos entre Colombia y Venezuela: En menos de dos meses Colombia y Venezuela suscribirán un convenio de cielos abiertos que le permitirá a las aerolíneas de uno u otro Estado transportar libremente pasajeros, carga y correos a cualquier destino del otro lado de la frontera. Así lo decidieron en Caracas los presidentes César Gaviria y Carlos Andrés Pérez, al firmar un Acta de Entendimiento. Aprobaron además un sistema para la protección de la mujer, la juventud y la niñez». Protegiendo a la mujer, la juventud y la niñez estaban los presidentes, sí señor. 

Al regreso, declararía el canciller neogranadino Luis Fernando Jaramillo «Las relaciones de Colombia con nuestros vecinos venezolanos están en su mejor momento». 

Era 12 de marzo, el 3 de abril los representantes iraquíes habían aceptado los términos norteamericanos para una tregua provisional. El cese del fuego permanente se pactará el 6 de abril, lo cual, en principio, quitaba urgencia a la obtención por los Estados Unidos de un Kuwait colombo-venezolano. Pero los procesos zulianos no serán abandonados. 

El 17 de abril Reinaldo Figueredo Planchart renuncia al cargo de canciller de Venezuela. Figueredo es familiar político de Arturo Uslar Pietri, lo cual hace esta renuncia interpretable en principio como de negación a lo que se prepara, y tal interpretación no es aventurada, el Zulia, principal venero de riqueza venezolana tenía en la oligarquía nacional su principal beneficiario y ésta en Uslar Pietri su brillante vocero. 

El 7 de mayo, Carlos Andrés Pérez devolvía la visita a Gaviria. El Tiempo anuncia: “Con el propósito de revisar las relaciones bilaterales con su homólogo César Gaviria Trujillo, a las 11 de la mañana de hoy llegará al país en visita oficial de dos días, procedente de Estados Unidos, el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez”. 

Pérez declara: 

«Ha llegado el momento en que los latinoamericanos sintamos que la integración es una necesidad que nos corresponde asumir, para ocupar la posición que nos corresponde en mundo, y liberarnos de la cultura del sometimiento». 

La “mayoría decente”

De regreso a Caracas las cosas se complican para Pérez. El Tiempo noticia el 14 de junio de 1991: 

«El presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, destituyó ayer al director de Inteligencia Militar (DIM), general Herminio Fuenmayor, por el grave error de dar declaraciones políticas sin autorización, después de que un lujoso automóvil de su propiedad fuera incautado a un presunto narcotraficante, se informó oficialmente. Pérez, sin embargo, desestimó un pedido del principal partido opositor, el democristiano Copei, de que cese al ministro de la Defensa, vicealmirante Héctor Jurado Toro, quien está en una difícil situación por denuncias sobre corrupción en compras militares. Las acusaciones incluyen al jefe de seguridad presidencial y comisionado nacional de seguridad, Orlando García, amigo del presidente socialdemócrata desde hace cuarenta años». 

Orlando García significa la CIA, Rupununi. 

El Tiempo, 22 de junio de 1991: 

«Mientras el presidente venezolano hacía importantes pronunciamientos, el alto mando militar manifestaba su descontento por la forma como se han visto involucrados los dirigentes políticos en los escándalos de narcotráfico. El ex comandante general del Ejército, general Carlos Julio Peñaloza Zambrano, dijo que así como la guerra es algo demasiado importante para dejársela sólo a los generales, la conducción del Estado es demasiado importante para dejársela sólo a los políticos. Y en un tono muy agresivo, sostuvo que en Venezuela se está incubando una guerra civil entre la minoría corrupta, cuya degradación moral es evidente, y la mayoría decente».

Minoría corrupta, guerra civil… ahora sí comenzaban a nombrarse las cosas. Y por personas adecuadas. El general Peñaloza es del grupo que Herminio Fuenmayor llama «Los notables» y describe como facción de derecha dentro de las Fuerzas Armadas. Peñaloza acusa, Herminio ha sido desplazado. Pero la corrupción no es mal que nació ayer; si un general fuese a ser altanero por la corrupción debió empezar a serlo desde que era un niño. Todo esto es raro. En realidad es la derecha, la derecha nacionalista se podría decir; pero sería más exacto hablar de la oligarquía caraqueña, que está conspirando. Peñaloza no es apellido caraqueño sino más andino que el mismísimo Carlos Andrés Pérez, pero hay manejos con el Golfo de Venezuela y la oligarquía habla de guerra civil. La principal beneficiaria de la riqueza petrolera no está dispuesta a permitir la fragmentación de Venezuela. Saben del Grupo Uribante y conocen la militancia de Carlos Andrés Pérez en el Grupo Uribante, una logia de andinos de los que la mitad eran miembros del partido Acción Democrática y la mitad militaristas, sin faltar «urredecos» ni comunistas marginales a la estructura oficial del PCV. como “la Bruja Márquez”, con radio de acción en Maracay, cuyo comentario a estas notas puede ser enriquecedor. Miembros del Grupo Uribante fueron Ramón J. Velásquez, el más prestigioso intelectualmente y creador de la COPRE, Marcos Pérez Jiménez, Leonardo Ruiz Pineda, Rafael Pinzón. secretario de la presidencia bajo Pérez Jiménez. Carlos Andrés Pérez entró al Grupo cargándole el maletín a Ruiz Poneda. El plan de este grupo siempre fue la secesión del Zulia y los Andes. Es cosa que coincide con el plan del Partido Liberal colombiano en la materia que hemos señalado en artículos precedentes de esta serie. Coincidencia muy decidora.



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