27 abril, 2024
La fuerza del hígado - Últimas Noticias

En 2013, mientras navegaba el Lago Titicaca, en Bolivia, el conductor del barco, un aymara, se detuvo a observar mi camisa, la cual tenía impreso un corazón:

“¿Usted sabe que el amor no reposa en el corazón sino en el hígado?”, me preguntó. Minutos después, el hombre estaba explicándome todo el poder que poseía este órgano.

Con el tiempo, me tropecé con un par de artículos donde especialistas afirman que las emociones, en efecto, no tenían nada que ver con el corazón sino con el hígado.

“Cuando alguien nos gusta, tenemos tanta energía que el corazón comienza a acelerar su ritmo cardíaco; es por ello la asociación por años del amor con dicho órgano. Pero esto no es más que una respuesta a lo que el hígado está indicando. La pasión que se siente es el hígado trabajando con las suprarrenales”, explica el psicólogo Boris Barraza.

Por eso, hace días me llamó poderosamente la atención tropezarme con la historia de dos habitantes de  Frankfort, Illinois, Estados Unidos: Heather Krueger y Chris Dempsey, quienes terminaron perdidamente enamorados a raíz de un trasplante de hígado.

Resulta que el año 2014 a Heather Krueger le diagnosticaron una enfermedad hepática avanzada. Los médicos dijeron que solo le quedaba un año de vida a menos que encontrara un donante compatible.

Tras esto, la familia de Heather empezó la búsqueda. Ante la complejidad del escenario, uno de sus primos se encontraba bastante abatido. Sus compañeros de oficina lo notaron y quisieron saber qué ocurría.

Él les contó el “drama familiar” que atravesaba y uno de ellos, Chris Dempsey, se ofreció a hacerse las pruebas para ver si era compatible con Heather.

Los resultados fueron concluyentes: 100% compatibles. Entonces, Chris, a cambio de nada, y sin saber absolutamente nada  de aquella mujer, decidió convertirse en su donante.

De hecho, Chris le pidió a su compañero el número de teléfono de Heather para darle la noticia él mismo: “Vamos a hacer esto. Soy tu donante”. Ella, obviamente, no lo podía creer.

Para rematar, Chris también organizó una colecta con un grupo de amigos motociclistas para poder financiar los exámenes y medicamentos de Heather.

Finalmente, el 16 de marzo de 2015, en el Hospital de la Universidad de Illinois, los médicos extirparon el 55% del hígado a Chris y se lo colocaron a Heather.

La cirugía duró 8 horas y no tuvo complicaciones.

La recuperación del donante y de la beneficiada se extendió por dos meses, los cuales se libraron en paralelo. Esto les permitió conocer sus gustos, aficiones, y visiones de vida.

Como si de “la fuerza del hígado” se tratase, ambos se empezaron a enamorar profundamente. Ella todavía ameritaba un año para recuperarse del todo.

Pero un poco antes de que se cumpliese el tiempo, él la llevó a cenar a The Hancock, un rascacielos de 60 pisos y 241 metros de altura situado en Boston.

Desde la cima, pronunció el famoso “¿Quieres casarte conmigo?”. Heather aceptó sin dudarlo. Meses después, ante el cura, familiares y amigos, ella exclamó:

“Si no fuera por él, yo no habría llegado a navidad. Es una persona desinteresada, valiente. Estaba perfectamente sano y me donó su hígado sin conocerme. Cree en mí y me hace sentir bien. Por él, río, sonrío y he vuelto a tener sueños. Es un ángel que me mira”.

La fuerza de un hígado enamorado.

Por: Jessica Dos Santos

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