12 febrero, 2025
De San Remo a Caracas

El problema de la migración venezolana es una cuestión de Estado y por ello el presidente Maduro, en su mensaje anual a la nación, aseguró que, en la medida en que se consolide la recuperación económica, Venezuela estará preparada, tal como está sucediendo, para recibir a todos los compatriotas que tuvieron que salir del territorio por razones de la guerra económica y las sanciones ilegales y agresiones que el Gobierno de EEUU, la Unión Europea y el Reino Unido le han perpetrado a nuestro país. A esa situación se agrega el maltrato que los inmigrantes reciben en el exterior por efecto de esa xenofobia que se expresa en un sentimiento de odio, de aversión o repulsión hacia los extranjeros, lo que hace expansiva la delincuencia xenófoba de la cual los venezolanos son víctimas. En marcha está, entonces, la Gran Misión Vuelta a la Patria por orden del presidente Maduro y la garantía de que todos los niños y niñas que están con sus padres migrantes tendrán cupo en escuelas y universidades, aparte de las posibilidades de empleos y emprendimientos que se abren en el país para los que salieron en busca de mejores oportunidades de trabajo.

El fenómeno de la emigración entre 2015 y 2019 se hizo un fenómeno muy complejo y muchos lo vivieron y sufrieron, quedando a riesgo, además, de enfrentar la xenofobia, que para ellos significa un realismo crítico, difícil, al punto que los agobia la desconfianza a tener nuevamente indemnidad o a salir sin daño de esa situación de peligro creada por la violencia xenófoba. Este tipo de delincuencia se manifiesta en la promoción o incitación al odio, la discriminación o la violencia contra una persona o grupo de personas en razón de tener una nacionalidad. Muchos venezolanos en el exterior han sido víctimas de esta delincuencia y tal agresión a la dignidad humana no solo debe considerarse como una violación del derecho a la indemnidad de cualquier persona fuera de su país, sino también un acto intencional de amenaza o de lo que va a ocurrir si la persona extranjera no se va del país en el que se encuentra. Uno de esos casos fue cometido contra venezolanos en Iquique, Chile, donde hubo odio, violencia, lesiones y quema de sus pertenencias y, aun así, ese menosprecio al inmigrante, o al pobre o necesitado, no ha terminado.

Maduro, en su mensaje a los inmigrantes venezolanos, les dijo: “Venezuela es una sola, es tierra bendita y los espera”.

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