Entierro de La Sardina cumple 65 años de tradición en La Guaira
Cada miércoles de ceniza, la parranda y el tambor suenan en el poblado de Naiguatá, estado La Guaira, para celebrar el tradicional Entierro de la Sardina, que marca el fin del Carnaval y el inicio de la Cuaresma.
Esta tradición es parte del folclor de este pueblo de pescadores, quienes junto a los naiguatareños, dan gracias por las bendiciones del mar y la tierra.
Esta festividad tiene 65 años haciendo su recorrido por la calles de Naiguatá, alrededor de una urna donde llevan una colorida sardina gigante hecha de cartón, decorada entre otros elementos con plátano, yuka, maíz y pimentón, llevada por los pescadores de Naiguatá.
Durante la caminata se escuchan gritos, lamentos, lloros de forma jocosas, que realizan un grupo de hombres disfrazados de mujeres, como parte de una tradición traída de Tenerife (España). Se hacen llamar Las Viudas y son caracterizadas por los hombres del pueblo de Naiguatá.
Las Viudas llevan una palma en sus manos para espantar al Diablo, un personaje que intenta robarse La Sardina o a una de estas mujeres, como parte de la parodia del encuentro entre el bien y el mal, que enmarca esta tradición en lo mítico-religioso.
El entierro va guiado por una persona vestida de Cura, que marca la pompa y el paso de este recorrido, cuya duración es de más de ocho horas, por el pueblo de Naiguatá.
Con el Entierro de la Sardina termina el Carnaval
Al grito de «fo fo, la sardina se murió» que lleva la parranda del entierro por Naiguatá, se ven comparsas, gente disfrazada, cuerpos semidesnudos, derroche de alegría y el exceso del Carnaval que acompaña esta manifestación, explica Juan José Monte, quien representa a El Cura en la manifestación del Entierro de la Sardina.
Llegada la tarde, Las Viudas, El Cura y Diablo llegan a la playa de Naiguatá para realizar el entierro, donde de forma inesperada lanzan la urna al mar para continuar las fiestas.
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