Entender la colonia (IX)

El siglo XVI es un periodo clave en la historia de la humanidad, sus hechos y conexiones históricas siguen impactando el siglo XXI. Nos parece necesario insistir en que el “hallazgo” y la invasión de España y posteriormente de otras monarquías de Europa de lo que hoy es América, respondió como hemos venido exponiendo a dinámicas y confrontaciones de éstas, por motivos religiosos, económicos, comerciales y expansionismo territorial.
La urgencia de la conquista, colonización y poblamiento, fundación de ciudades en los vastos territorios y sobre todo la explotación de los recursos del Nuevo Mundo, impactaron al modelo administrativo y económico de España por lo que se vieron obligados, quizás asesorados por la iglesia católica y el conocimiento de ciertos rasgos de la naturaleza humana y motivaron el “pecado capital” más asertivo con los objetivos: detonaron la avaricia.
La energía telúrica de la ambición y la avaricia se desarrolló al privatizar, dejar por la libre, casi sin trabas: las tierras de los aborígenes, su población, recursos, los rescates, las conquistas; se abrieron las puertas a la migración, a los intereses individuales y privados de los “conquistadores”. Así nació otra “tecnología” económica de la “ingeniería social” en América: “La Empresa de Conquista”, financiada por sus miembros y por lo general dirigida por hidalgos. “El Estado español comprobó en la práctica que la mejor forma de resguardar sus intereses era ceder a los particulares la posibilidad de descubrir y someter los nuevos territorios por incorporar a la corona, tanto en el continente americano como en otras empresas de ultramar”.
Otro instrumento clave e importante fue la Encomienda, que permitió la responsabilidad inicial de la evangelización de las poblaciones aborígenes. Se le entregaba a un administrador, es decir a un “encomendero”, un número determinado de “indios” y cantidad de tierra para su trabajo. En ese proceso de colonización estaría siempre latente un conflicto de intereses: el aborigen encomendado, el colonizador encomendero y el rey.
Fue un proceso violento, de esclavización de los pueblos ancestrales y genocidio, que tuvo en un momento determinado la defensa filosófica y jurídica nacida en el propio seno de la sociedad española en figuras como la de fray Bartolomé de las Casas y que conllevó a convertirlos o someterlos en vasallos libres de la corona de Castilla.
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