16 abril, 2024

El comandante Chávez habla de su obra teatral

El comandante Chávez habla de su obra teatral


“Me ha gustado siempre el teatro, el arte. En más de un lío me metí por canciones revolucionarias, arpas y coplas. Lo hacía adrede porque era parte del proceso de creación de un movimiento revolucionario dentro del Ejército. Fue una cosa de lo más difícil. Con la cultura logramos muchísimo. Ya de capitán era conocido por declamador, improvisador y animador de elección de reina y todas esas cosas. Me utilizaban para muchas de esas cosas.

Un día me llama un general: “Chávez preséntate urgente aquí, a San Juan de los Morros.” Yo pensé que era algún lío, porque ya andaba en la revolución, haciendo reuniones, conspirando, pensando en el futuro. Me presento, dice: “Mira Chávez, hay un problema grave. Aquí llegó esta directiva, hace como seis meses, para formar un grupo de teatro, seleccionar la mejor obra de teatro histórico para un concurso en Caracas. Resulta que aquí se le olvidó al coronel, no se hizo nada”. Y faltaba como una semana para el concurso nacional. Y, entonces, me dice el general: “Yo no sé cómo vas a hacer, pero tú vas y presentas una obra de teatro en Caracas dentro de una semana”. “¿Seguro, mi general?” “Bueno, le dije, déme un subteniente (yo sabía que tenía mucha habilidad), y unos soldados”.

Escogimos soldados, llaneros todos. Hicimos una obra, hicimos el guión. ¿Sabes de dónde? De “Las sabanas de Barinas”, un libro del capitán Vowel, que yo había leído. Buscamos en la autobiografía de Páez, entonces, le metimos de todo. ¿Cómo se llamó la obra? “El genio y el centauro en Cañafístola”, cuando se encontraron Bolívar y Páez en el Hato Cañafístola, 1818. Bolívar, venía de Guayana y se encontró con Páez. Hicimos la obra, pero le metimos arpa, y ahí en “Las sabanas de Barinas”, aparecen algunos de los versos que dice el capitán inglés, quien peleó a la orden de Páez y conoció a Bolívar. Escribió sus memorias después que se fue a Inglaterra. Él dice que las mujeres le cantaban a Bolívar. Nosotros pusimos unas muchachas caraqueñas que conseguimos en el teatro Teresa Carreño, donde trabaja mi hermano Argenis.

Vine corriendo aquí y le dije: “Ayúdame”. Buscamos un vestuario, unos fusiles viejos, unas lanzas, un proyector que en una pared reflejaba unas sabanas y unas nubes que se movían. Y unas coplas y salió una muchacha a cantarle a Bolívar, que estaba sentado ahí, un subteniente, que puse de Bolívar. Yo hice de Páez. Y un poco de soldados ahí, muy alegres, llaneros, que yo les hice ejercicio: “¡Relájense, relájense! Vamos, pa’ Caracas”. ¡Un poco de vegueros pa’ Caracas, compadre! Entonces, decía una muchacha que le cantaba a Bolívar: “Mi general Bolívar, tiene en la boca un clavelito encarnado que me provoca”. Sí, y salía otra: “Mi general Bolívar, por Dios, te pido que de tus oficiales me deis marido”. Y salía otra, “Mi general Bolívar, tiene en la espada un letrero grabado: ¡Muera la España!” Bueno, aquello fue una cosa… y salió bonito. Esa obra fue un impacto. El general me dijo: “Chávez, ganaste tercer lugar, yo pensé que ibas a quedar de último”. “¡No!, tercer lugar de la caballería”, le dije”.

Este texto fue recogido de labios del comandante eterno por dos periodistas cubanos.

Orlando Oramas León (La Habana, 1959) Licenciado en Periodismo de la Universidad de la Habana. Periodista del diario Granma. Autor de títulos como “Raúl Roa, periodismo y revolución”, 1983; “Corresponsal en Nicaragua”, 1989 y “Pohanohára: Cubanos en Paraguay”, 2006.

Jorge Legañoa Alonso (Camagüey, 1982) Licenciado en Periodismo de la Universidad de La Habana. Colaborador de diversos medios de comunicación masivos cubanos y extranjeros.

Poco antes del golpe del 11 de abril, Chávez asistió a la Escuela Militar a ver el montaje de Lo que dejó la tempestad, de César Rengifo, dirigido  por Alfonzo López. No le gustó porque no aparece Zamora físicamente. Es una técnica de dramaturgia dirigida a que cada quien construya el personaje en su mente, derivándolo del efecto que hace sobre el mundo. En esto la opinión del líder fue bastante contraria a la opinión digamos oficial o del ambiente teatral. Un día llegué a la casa de José Ignacio Cabrujas y me recibió con el comentario entusiasmado de la obra, que acababa de leer. Me dijo:

-Acabo de leer Lo que dejó la tempestad y es una gran obra. La voy a montar en el Nuevo Grupo. Yo sé que va a haber resistencias pero yo arreglo eso. Se refería seguramente a Isaac Chocrón, dueño de El Nuevo grupo y gran dramaturgo pero adeco.

Y se montó con el empaque clase media alta propio de ese teatro, lo que no impidió que Silvia Mendoza, conocida como “la caudilla” (que viene de recibir muy merecidamente el Premio Nacional de teatro) y otros miembros de la cauda rengifista –porque tal exixtía con intensidad- se fascinaran con el espectáculo.

Volvanos a la frase “Lo hacía adrede porque era parte del proceso de creación de un movimiento revolucionario dentro del Ejército”. Nótese la conciencia de la función ideológica del arte que había en el Comandante, consciencia que ha asumido la Revolución bolivariana intensamente.

Nota: El montaje que preparo para la Compañia nacional de teatro incorporará voz en off y otros elementos de la retórica cinematográfica



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