De zapatillas Vans a conjuntos de pasarela, ‘Bob Esponja’ es una máquina de hacer dinero y un trabajo que sus actores «no cambiarían por el de las grandes estrellas»
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No hay que ser un gran fan para saber responder a la mítica pregunta de quién vive en la piña debajo del mar. 25 años más tarde desde que entrara en nuestras vidas en 1999, podría parecer que ‘Bob Esponja’ es un mero divertimento infantil, pero nada más lejos de la realidad. Estos vecinos submarinos siguen teniendo mucho tirón entre los más pequeños y no tan pequeños.
Fondo de Bikini y sus habitantes se han convertido en su propia mega franquicia transmedia. Hay videojuegos y películas que cuentan con estrellas como Antonio Banderas, un spin-off de la serie original protagonizado por Patricio, y multitud de productos de merchandising de todos los tipos imaginables.
En concreto las cifras hablan de 16 mil millones de dólares recaudados en merchandising desde el lanzamiento de la franquicia. El producto estrella son unas gominolas de Burger Cangreburguer que son en Estados Unidos las gominolas más vendidas pertenecientes a una franquicia transmedia. Pero el mercado infantil está lleno de propuestas de todo tipo, incluidos parques de atracciones por todo el mundo.
Hay productos mucho más extravagantes. De sudaderas diseñadas por Pharrel Williams a zapatillas en colaboración con marcas como Vans o Puma, uno se pregunta hasta qué punto al público objetivo de estos dibujos le importa realmente todo esto. El culmen de estas rarezas son looks de pasarela bastante horteras, como los que se exhibieron en la colección Moschino Otoño Invierno de 2014.
Los actores no cambiarían su trabajo ni por el de «las mayores estrellas del mundo»
Estimado en 16 millones, el patrimonio de Tom Kenny (Bob Esponja) queda por debajo del de superestrellas como Arnold Schwarzenegger (750 millones) o Vin Diesel (225 millones), pero tanto él como su compañero de set Bill Fagerbakke (Patricio) afirman que no se cambiarían por estas celebridades por nada del mundo. Su trabajo les sigue haciendo felices 25 años más tarde.
Más importante, los niños están muy felices con el trabajo que hacen. La marca se ha beneficiado de tener dos actores detrás tan presentes y entusiastas. Tom Kenny no le hace ascos a prestar su voz fuera de la serie principal, apareciendo en videojuegos y otros productos secundarios, y se ha mostrado cercano a su público en todo momento. En una intervención reciente, Kenny llegó a decir que Bob Esponja es autista, ya que gusta mucho a los niños en el espectro y comparte características con ellos.
Quizás este lado más humano sea el que ha hecho empatizar a los chavales todos estos años. Al contrario que otras series infantiles, que buscan interacciones y tramas más blanquitas, la serie de Nickelodeon no se aleja de mostrar una sensibilidad muy diferente al de productos como Disney, con un humor absurdista por bandera en el que todo vale, y personajes tan pasionales como caóticos y llenos de defectos.
Imágenes: Jeremy Scott (Facebook), BuzzFeed Celeb