16 mayo, 2024
Celia Cruz: la eterna reina de la salsa

Desde hace 20 años el trono está vacío. El 16 de julio de 2003, la noticia de la muerte de “La reina de la salsa”, Celia Cruz, se difundió por el mundo y, al día siguiente, ocupó las portadas de los periódicos más importantes del planeta. Un agresivo tumor cerebral puso fin a la vida de la figura femenina más icónica de la música tropical en el siglo XX.

Su potente voz, su capacidad para sonear y su negativa al uso de playback caracterizaron una trayectoria que complementó con una poderosa imagen: pelucas imposibles, zapatos espaciales y exageradas uñas que rodeaban el micrófono mucho antes de que Rosalía apareciera en el mapa. A todo ello sumaba una personalidad carismática y arrolladora, matizada por la verborrea y el buen humor asociados al gentilicio cubano. Una artista sin desperdicio.

La relación de Celia Cruz con Venezuela se estableció desde sus inicios profesionales. Primero con Las Mulatas de Fuego, luego como vocalista de la Sonora Matancera y, finalmente, como solista, sus visitas al país fueron frecuentes y variadas, permitiéndole establecer sólidos vínculos de amistad con el productor Joaquín Riviera y con el insuperable Oscar D’León.

celia cruz
Foto: EFE

Hasta siempre

Como se repite en la biografía de muchos cantantes del siglo pasado, los primeros pasos artísticos de Celia Cruz fueron en la radio. En La Habana de sus sueños y también de sus pesadillas, ganó algunos concursos que antecedieron su debut profesional con Las Mulatas de Fuego.

Como integrante de la agrupación creada por Roderico Neyva realizó su primera visita a Venezuela, el 22 de noviembre de 1948, para participar en el programa Bingo alas, conducido por Víctor Saume y transmitido por 895

Ya en las filas de la Sonora Matancera, regresó al país el 16 de febrero de 1956, como parte del cartel del gran Mano a mano, en el que compartió el escenario del Teatro Libertador de Maiquetía con la Sonora Caracas, liderada por la recientemente fallecida Canelita Medina.

En 1960, durante un viaje de trabajo a México, Celia decidió abandonar la agrupación y asumir la condición de exiliada. Jamás regresó a su Cuba natal. Un año más tarde se estableció en Estados Unidos. El 14 de julio de 1962 se casó con Pedro Knight, extrompetista de la agrupación, quien se convirtió en su mánager.

Su primer disco como solista fue “Canciones que yo quería haber grabado primero”, en el que trabajó junto al timbalero Tito Puente. Apareció en el mercado en 1965. A partir de entonces, comenzó una carrera llena de aplausos y reconocimientos.

Volvió al país infinidad de veces, incluyendo tres participaciones en Miss Venezuela. En 2003, tras su muerte, el productor Joaquín Riviera le dedicó un cuadro musical a cargo de Oscar D’León.



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