Cada cabeza es…una jugarreta – Últimas Noticias
Salvo en dos o tres casos, a lo sumo, para el país resulta imposible establecer qué idea puede haber en la cabeza de quienes se acaban de inscribir ante la comisión de primarias de la oposición para optar al puesto de candidato de la derecha en las elecciones presidenciales del año que viene.
De María Corina Machado se sabe que la mueve principalmente la proverbial arrogancia de una oligarquía habituada a la cultura de la superioridad de clase, en la cual todo lo que deba decidirse en la sociedad debe ser decidido por ellos y cumplido religiosamente por los demás integrantes del cuerpo social sin mediación de artificios constitucionales de ninguna índole. La predestinación en el control de poder es para esa oligarquía un mandato Divino inexorable, que debe cumplirse so pena de la extinción misma de la civilización.
De Benjamín Rauseo, por su parte, está perfectamente claro que persigue utilizar la fama de un cómico (que él mismo asegura que sería otra persona distinta) con lo cual estaría llevando a cabo una grave estafa contra los venezolanos, porque de ser cierto que el personaje no tiene nada que ver con la figura de abogado con la que ahora se presenta, entonces Rauseo, que no es sino un desconocido sin trayectoria pública alguna que le acredite como candidateable, automáticamente se convierte en un vulgar usurpador, montado sobre el prestigio de otro que, además, tampoco tiene ni la trayectoria ni el trabajo político mínimo para asumir el cargo al que aspira.
De Capriles no hace falta decir nada, porque él es la nada. Si hay algo que sus propios seguidores le han reclamado eternamente, es su proverbial inconsistencia y falta de madurez y de criterio a la hora de intentar estructurar un pensamiento político. El solo hecho de pretender una candidatura para la cual está inhabilitado dice mucho de esa falla.
Pero, de los otros inscritos para las primarias no hay manera de saber qué los llevó a tomar esa chapucera y disparatada decisión.
¿Serán las ganas de salir en televisión para echárselas de mucho con sus amigos?¿O piensan, quizás, que así van a conseguir trabajo más rápido?
Ciertamente cada cabeza es un mundo. Pero eso no justifica el ridículo que hacen con esas ínfulas de persona importante que pretenden darse con esa jugarreta.