19 octubre, 2025
Punto criollo: Mi gallo pinto

“Están cantando lo gallos, yo voy a mi gallo pinto”. Esta es una expresión que por generaciones ha estado en boca de los venezolanos. Hace décadas la llevó al disco la agrupación folclórica Un solo pueblo, y recientemente fue “punta de lanza” en la campaña del presidente Nicolás Maduro.

Desde los tiempos bíblicos el gallo marca presencia en la humanidad, no solo por anunciar el amanecer, sino por su espíritu indomable y su gran capacidad de atención. Como animal espiritual, el gallo nos recuerda la importancia de mantenernos erguidos y a la defensiva ante las adversidades y el paso del tiempo.

Esa simbología del gallo encuentra su epicentro de acción en las llamadas galleras, convertidas en un círculo sangriento donde el gallo es el gran protagonista y cual gladiador porta por coraza un llamativo plumaje que le da rango y jerarquía.

En tal sentido, de acuerdo al color de su plumaje, el gallo es reconocido de distintas maneras:

Gallo pinto: hermoso ejemplar de multicolor plumaje, que parecen estar pintadas en un vitral de pinceladas.

Marañón: de plumas predominantemente marrón y rojo.

Canagüey: plumas blancas con algunas de color marrón.

Zambo: de plumas predominantemente negras.

Cenizo: plumas grises.

Giro: diferentes colores y varían entre plumas verdes, amarillas o plateadas.

Javaos: de plumas predominantemente amarillas y blancas.

Marceros: en este grupo clasifican también a los pollos, que luego de cada época de muda de plumas, cambian los colores.

Gallino: con colas que tienen plumas cortas.

Así son llamados los ejemplares que le dan “vida” a las galleras; donde reinan los gritos, la música y el aguardiente; en un sangriento espectáculo en el que los gallos son obligados a pelear a muerte para la euforia y diversión de unos espectadores enloquecidos por las apuestas; donde se mueven muchos “verdes” y no se firma contrato, solo basta decir: palabra de gallero.

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