13 octubre, 2025
Derrotamos el fascismo - Últimas Noticias

En la GAN y en la plaza de la Juventud es la cosa. Pregonaban ángeles y arcángeles desde la tarde ensimismada. Espectacular. Demasiado espectacular. Creo que estaban todos o no faltó ninguno. Claro, mi conocimiento y memoria fallan, aunque no encontré pensamientos, ideas, o cualquier cosa que se le pareciera, lo que fuese en la luna llena de Otilio, ese aguinaldote. Luna decembrina a la luna llena de anoche.

La luna subía y subía mientras sonaban sus acordes. Última de este año que se va. ¡¡¡Qué pregón tan arrecho!!! Y claro no faltaba más. El maestro Rafael Salazar, que ya no sé de qué continente es o a qué mundo tributa, aunque lo jalone a uno hasta al mundo de Saint Exupéry. Príncipe de príncipes, o mejor, chamán de chamanes, entre chamanes te veas.

En Cubagua de Enrique Bernardo Núñez. Y es que salían por todos lados. En el recuerdo, en la historia, en la antropología, en la arqueología hasta de la luz, los gestos y las palabras. La mariposa de María Rodríguez, la Zaragoza, la estrella de hojalata y también de aquí y acullá en las sillas portátiles, o en la tarima, Jesús Sevillano o Cecilia Todd y todo aquel que apenas ayer compuso un pregón, o una diversión o un aguinaldo. Qué parrandón, y de Choroní un solo pueblo en viva Venezuela. Francisco Pacheco y Jesús Querales. El inefable Iván Pérez Rossi y cerca el joven indomable José Alejandro Delgado y todas aquellas sin las cuales es imposible.

Hacen el jardín así no quieran, ahora y de siempre Amaranta Pérez, Fabiola José, se me pierden en la parranda, adentro en las maracas o sublimadas en los ecos de la noche aguinaldera, son tantas y cantaoras, y Leonel Ruiz en el pianito concertante, con su árbol de Navidad adornándole la cabeza. Chuchito Sanoja y Armando Carias, Ignacito Barreto y hasta Morella Muñoz y Aníbal Nazoa y hasta Gustavo Rodríguez, iban y venían plaza de la Juventud, pa’ rriba y pa’ bajo, de aquí y allá con nuestros corazones enamorados y gozosos.

Armas Alfonso y no faltaba más, más y más. Irrepetible. Irrepetible como son todas las cosas que nos hacen sucumbir en un hermoso y largo ensueño de Navidad. En una plaza a cielo abierto sin eufemismos de ninguna especie. Mi corazón cantaba recio. Nosotros vivimos bajo ‘ e la matica, nosotros vivimos bajo ‘ e la matica, verano con ella y ella verdecita. El pregón siguió aguinaldero con las Voces Risueñas de Carayaca. Se venía venir la madrugada. Tun tun, quién es. Gente de paz. Ábreme la puerta que ya es Navidad.

Alguien a mi derecha me alcanzó un aguardientico mientras Pacheco seguía su peregrinar bajando del Waraira Repano.

Por Roque Zambrano.

Ver fuente