25 octubre, 2025
Petro le canta sus verdades a Trump

La histórica intervención del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la cual increpó duramente a su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, por los asesinatos extrajudiciales cometidos en aguas del mar Caribe al bombardear lanchas con supuestos narcotraficantes a bordo sin presentar ningún tipo de pruebas, no se ha detenido.

En aquella oportunidad, sin cortapisas, le espetó al empresario devenido en inquilino de la Casa Blanca por segunda ocasión que los verdaderos traficantes de droga a gran escala eran vecinos suyos, en su mansión de Mara Lago, en Florida. Además, pidió su enjuiciamiento penal por haber sido quien ordenó disparar los misiles sin haberse comprobado de manera legal que los tripulantes de dichas embarcaciones se dedicaban verdaderamente al tráfico de sustancias alucinógenas.

En los últimos días, la confrontación entre ambos presidentes ha cobrado visos todavía más tormentosos. Petro ya había adelantado que algunos de esos bombardeos pudieron haberse realizado en aguas colombianas. El sábado, acusó de violar la soberanía de su país y asesinar a un connacional a su par estadounidense.

El domingo, Trump arremetió de la virulenta forma que acostumbra: aseguró que Petro  es “un líder del narcotráfico que incentiva la producción masiva de drogas”, sin presentar pruebas y soltó otra de sus habituales amenazas: “Debería cerrar estos campos de exterminio (los de producción de coca) de inmediato o Estados Unidos se los cerrará y no será de buena forma”.

Petro, al igual que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuando le ha tocado, no ha dejado de replicarle de manera contundente.

Ese mismo día manifestó que “Trump está engañado de sus logias y asesores. El principal enemigo que tuvo el narcotráfico en Colombia fue en el siglo XXI, el que le descubrió sus relaciones con el poder político”.

El choque continuó el miércoles, cuando Trump anunció que su Gobierno “acaba de suspender todos los pagos a Colombia” y calificó al jefe de Estado del vecino país de “matón y un mal tipo. Es un tipo que produce mucha droga”.

De nuevo, Petro ripostó: “De las calumnias que me han lanzado en el territorio de EEUU altos funcionarios, me defenderé judicialmente, con abogados estadounidenses, en la justicia estadounidense”.

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Contrario a lo que han tratado de hacer ver los sectores de la derecha en ese país, el director de la Asociación de Colombianos en Venezuela, Juan Carlos Tanus, considera necesario este choque entre ambos presidentes.

“Alguien tenía que decirle asesino a los Estados Unidos, asesino al Ejército estadounidense. Alguien tenía que recordarle que el Caribe ha sido declarado zona de paz desde el año 2014, que la Celac y que los entes regionales claman lógicamente por el tema de la paz, pero tampoco se dejan ofender”, sostiene.

El activista por los derechos humanos agrega que la confrontación “deja un aliento de esperanza a los que se levantan en su condición de antimperialistas, pero además eleva los niveles de conciencia en el pueblo colombiano y en el latinoamericano, que ven que surge otro liderazgo distinto a los tradicionales, que puede sumarse a las iniciativas contra EEUU que surgen desde Venezuela, Cuba, Nicaragua y el resto de expresiones populares del Caribe y el continente”.

Tanus asegura que, lejos de perjudicar al mandatario esta confrontación, va a beneficiar al proceso que lidera, pues “hay un sector de la población que va mucho más de lo electoral, que había venido construyendo un ejercicio distinto de la gobernanza y que con el presidente Petro lo consigue”.

Recalca que “en términos del nacionalismo que ha levantado el presidente, escuchamos hasta a unos sectores del santismo favorables a eso” y también desde el Frente Amplio seguirá siendo respaldado.

La presencia militar gringa en múltiples formas

De distintas formas, Estados Unidos ha mantenido una importante presencia militar en Colombia, amparado por la connivencia de los mandatarios que precedieron a Petro en la Casa de Nariño.

A finales de los 90 se puso en marcha el Plan Colombia, impulsado desde Washington, supuestamente para combatir al narcotráfico y los grupos insurgentes, aunque fundamentalmente tenía un objetivo político, como quedó demostrado.

En 2009, se anunció la firma de un pacto en Bogotá entre el canciller colombiano Jaime Bermúdez y el embajador estadounidense William Brownfield, mediante el cual militares del Comando Sur podían utilizar las bases de Malambo, en el Atlántico; Palanquero, en el Magdalena Medio; Apiay, en el Meta; las bases navales de Magdalena y el Pacífico; del centro de entrenamiento de Tolemaida y la base del Ejército de Larandia, en el Caquetá.

Petro recordó que “los helicópteros entregados a la Policía, que yo quería que se ubicaran en el Amazonas, para cuidar la selva amazónica (…) si el presidente no está de acuerdo con las políticas de EEUU, se los llevan”. En el caso de las armas para custodiar el Palacio de Nariño “no eran propiedad de Colombia, eran propiedad de EEUU” y terminaron llevándoselas.

Tropas gringas en Colombia.

La sombra de Álvaro Uribe no deja de aparecer

En esta confrontación entre el presidente Gustavo Petro y su par estadounidense Donald Trump, la sombra del exmandatario Álvaro Uribe ha estado rondando, toda vez que desde hace décadas ha sido vinculado con las mafias del narcotráfico, aunque sin haber llegado a ser procesado nunca por ese tipo de delitos.

Virginia Vallejo, la examante del jefe del Cartel de Medellín Pablo Escobar Gaviria (que ahora vive bajo el sistema de protección de testigos en EEUU), en su libro Amando a Pablo, odiando a Escobar y, posteriormente, en entrevistas y documentales, ofreció detalles sobre la relación entre ambos, cuando aquel se desempeñaba como director de la Aeronáutica Civil.

“Por Pablo pude saber que Uribe le concedió docenas de licencias para disponer de pistas de aterrizaje. Me decía que sin la ayuda de ‘ese muchachito bendito’ estaría trayendo la pasta de coca a pie desde Bolivia”, aseguró.

Esta semana, cuando el exmandatario fue absuelto por los delitos de soborno, Petro tocó el tema sin ningún tipo de sutilezas, sosteniendo que el fallo sirve para ocultar “la historia de la gobernanza paramilitar en Colombia, es decir, la historia de los políticos que llegaron al poder aliados con el narcotráfico y que desataron el genocidio en Colombia”.

Protestas contra Uribe.

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