20 octubre, 2025
Derrotamos el fascismo - Últimas Noticias

En el compendio de relatos hagiográficos reunido por el dominico Santiago de la Vorágine (siglo XIII) nos llega la historia de la mártir Lucía de Siracusa, de noble familia, educada en la fe cristiana, quien consagró su vida a Dios e hizo voto de castidad.

Su madre, que estaba enferma, la comprometió a casarse con un joven pagano y ella, para librarse de ese compromiso, la persuadió para que fuese a rezar a la tumba de Águeda de Catania a fin de curar su enfermedad. Su madre sanó, y Lucía quedó exenta del compromiso. Pero su pretendiente la acusó ante el procónsul Pascasio por ser cristiana, en tiempos del emperador Diocleciano, ordenando a sus soldados que le arrancaran los ojos a Lucía, mas luego de que lo hicieron, Dios le concedió unos nuevos ojos aún más hermosos que los que tenía antes.

Las edificaciones de poblados y ciudades forman testimonios que recogen historia, técnica constructiva, estilos y guardan, además, una intangibilidad cultural que determinan la identidad de una nación. De ahí la preocupación del Estado en conservar y revitalizar esos lugares de memoria mediante instrumentos jurídicos. En el pasado no se tenía consciencia de ello, tanto así que muchos de esos testigos materiales nos fueron arrebatados.

El ímpetu afrancesado de Guzmán Blanco borró edificios coloniales, tumbándolos o interviniéndolos. Pérez Jiménez bajo la égida del “nuevo ideal nacional” se llevó por delante casas de alto valor histórico. Tesis peregrina como que esas construcciones tenían “poco valor” porque éramos una capitanía en oposición con la monumentalidad virreinal de otras latitudes, basada quizás en la norma babilónica de Hammurabi del “ojo por ojo”, eso sí, todos ciegos. Aunque omiten que hay una potencia anímica que las encierra: somos un país que redimió patrias, erigiéndose en una referencia libertaria en tiempos de opresiones imperialistas anacrónicas, una inmaterialidad cultural inmensa.

Se viene discutiendo en la Asamblea Nacional un proyecto de reforma de la ley especial que robustece la protección y defensa de nuestro patrimonio. Aspiramos que sea aprobada para generar una sólida remisión pedagógica que tutele nuestra identidad cultural material y espiritual porque, al contrario del prodigio divino, “después de ojo sacado, no vale santa Lucia».

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