no sé a dónde quiere llegar, pero es fascinante
Los dos primeros episodios de ‘Pluribus’ son un volantazo tan grande con respecto a ‘Breaking Bad’ o ‘Better Call Saul’ como Vince Gilligan podía dar. Tras años de crear antihéroes perfectos y algunos de los personajes más memorables de la televisión, el guionista se reta con volver a la creación de héroes y para ello colabora de nuevo con Rhea Seehorn. La infravalorada y estupenda actriz que dio vida a Kim Wexler en su serie anterior no solo tiene la oportunidad de lucirse de nuevo, también la presión de justificar una serie que se sostiene por completo en sus hombros.
No es el único reto que Gilligan se ha planteado aquí, porque de todos los géneros posibles para su vuelta a la televisión ha elegido la ciencia ficción, y en concreto el subgénero del «mistery box». No hay muchas series así, o al menos no muchas que recordemos porque es un género condenadamente complejo de hacer bien. ‘Perdidos’ abrió la veda para estas historias en el mainstream, con un comienzo potentísimo pero un desarrollo y un final muy divisivo. También en Apple tenemos ‘Separación’, quizás la comparación más contemporánea y evidente si no fuera por una gran diferencia. Mientras aquella iba con la premisa por bandera y la usaba de gancho, ‘Pluribus’ se ha mantenido misteriosa durante toda su etapa promocional. Los teasers eran evasivos, su sinopsis escueta e intrigante, y su tráiler no desvelaba el gran giro.


Los que ya hemos visto los dos episodios sabemos que lo que se escondía detrás del primer misterio eran alienígenas. La serie va de una invasión extraterrestre que pone el mundo patas arriba, transformando a toda la humanidad en peones de una sofisticada mente colmena excepto, por alguna razón que de momento se guardan, a una docena de personas entre las que se encuentra Carol, nuestra protagonista. Pero incluso esa revelación, que parece simplificar mucho el asunto, nos deja un montón de preguntas. ¿Qué hacen aquí y de dónde vienen? ¿Cuáles son sus verdaderas intenciones? ¿Puede revertirse lo que ha ocurrido? ¿Y aunque se pueda, qué puede exactamente hacer Carol contra todo esto?
El piloto, que es quizás el más potente del año, apenas rasca la superficie de la propuesta o nos da atisbo de estas respuestas, siendo esencialmente una presentación alargada del brote vírico que causa todo. Su segundo episodio cuenta mucho y muy poco a la vez. La introducción del resto de «supervivientes», que otras series habrían seguro retrasado, sucede aquí mucho antes de lo esperado y se recibe tanto con humor como con impotencia. Es aquí donde vemos lo verdaderamente sola que está Carol y apreciamos lo único de la propuesta. Hay muchas historias de invasiones alienígenas. Pocas se plantean a la vez como una narrativa «post-apocalíptica», pero son menos aún las que se atreven a enmarcarla en una premisa tan clásica como compleja de resolver satisfactoriamente como la de «el héroe contra el mundo».
Por momentos esto puede crear algunas dudas. Dudas porque Gilligan se haya podido encerrar en un callejón demasiado estrecho. Que en su deseo por crear una heroína más arquetípica haya caído en un relato más maniqueo y emocionalmente simple que sus obras anteriores. Dudas por si ha mostrado sus cartas demasiado pronto, y acabe quedándosele una premisa con mecha corta y poco fondo. Cuando en entrevistas afirma que quiere que la serie dure al menos tres temporadas, soy incapaz de pensar en la forma que tienen esos episodios futuros. ¿Es el giro que los aliens, y no los humanos, son los que deben ser salvados? ¿Están ellos al servicio de una voluntad mayor? ¿Habrá una etapa de cooperación interespecie entre ellos?


Al mismo tiempo, en solo este par de capítulos son varios los momentos de brillantez en el guion y en la puesta en escena que nos recuerdan con quién estamos tratando. Vince Gilligan no es JJ. Abrams, Damon Lindelof o Dan Erickson. Su atención al detalle, su férrea construcción de personajes y la consistencia de sus tramas (sin importar los arriesgados desvíos que tomen) nos hacen querer confiar plenamente en la propuesta. ‘Pluribus’ tiene un comienzo seguro de sí mismo y fascinante. Como los mejores shows de este tipo, ahora solo queda hacernos preguntas y esperar que ellos sepan las respuestas.

