Matar un tigre – Últimas Noticias

Lo más cercano a un tigre es un pariente endémico del continente americano que es el jaguar, aunque más próximo al leopardo que a su primo asiático. Yaguar y yaguareté provienen del guaraní yaguar que significa “fiera”, y “eté”, “verdadero”, y probablemente llegó al castellano por vía del portugués o del francés, lo cual explica la alteración hacia la forma con j: jaguar. No en vano una zona de la ciudad es llamada “La Yaguara”, que recuerda tiempos pretéritos cuando estos felinos deambulaban a sus anchas por las zonas australes caraqueñas.
Ahora, “matar un tigre” se refiere a hacer un trabajo a destajo, un freelance. Si bien se usa en todas las ocupaciones y profesiones, esa expresión nació y se acuñó en Caracas a inicios del siglo XX gracias a los músicos. Pero, ¿cómo llegó y por qué se usa?
Una de los estilos musicales de boga en los Estados Unidos de principios del segundo milenio, a la sazón, era el ragtime, ejecutados por grupos de dixieland. Con la llegada de la radio y músicos estadounidenses, se pusieron de moda esas canciones. Aquí, se aclimató naciendo la música cañonera. Pero sin duda, fue el ragtime “Tiger Rag” que encabezó la lista de éxitos. Grabada en 1917 se convirtió en uno de los patrones de jazz más reproducidos en la historia.
Esta pieza musical debía interpretarse en forma rápida, requiriendo un gran dominio técnico de la trompeta, dominio este que era escaso en los novatos músicos capitalinos, quienes “padecían” interpretando el famoso rag del tigre. La poca pericia en su ejecución hacía que en muchos casos el pobre “tigre” salía “malherido” en las presentaciones. A pesar de ello, el público lo pedía una y otra vez. En un arranque de sinceridad, decían “acabamos de matar al tigre en la fiesta de don Fulano”, “anoche tuvimos que matar al tigre tres veces”. Obviamente, siempre era en reseña a la interpretación del Tiger Rag, para luego ampliarse y referirse al hecho de haber tenido una “tocata”, es decir, a cualquier actuación.
Originado como un código comunicativo de músicos exclusivamente, pronto trascendió a otras ocupaciones, hasta convertirse hoy en una de las locuciones más populares y comunes de nuestro léxico, donde una gran mayoría andamos de safari en safari