8 diciembre, 2025

Marcos Castaños Tartaret | Mitos vs. Realidad: ¿Es el Trabajo de Paramédico Exactamente Como lo Muestran las Series de TV?

Marcos Castaños Tartaret

La imagen del paramédico moderno está profundamente arraigada en el imaginario colectivo, en gran parte gracias a la prolífica representación que encontramos en series de televisión y películas. Desde el drama incesante de «ER» hasta la acción vertiginosa de «9-1-1», estos programas nos pintan un panorama de héroes sin capa, que realizan cirugías complejas en la parte trasera de una ambulancia a toda velocidad, salvando vidas en el último segundo con diálogos ingeniosos y un drama personal perfectamente sincronizado. Pero, ¿hasta qué punto estas narrativas de ficción reflejan la verdadera experiencia del día a día de un técnico en urgencias médicas o paramédico? La respuesta, como cabría esperar, es que la realidad es significativamente más matizada, menos glamurosa y, a menudo, mucho más exigente en formas que la televisión rara vez se molesta en explorar. Es crucial desmantelar estos mitos para honrar la dedicación de quienes ejercen esta profesión y para que el público tenga una comprensión más precisa de lo que realmente implica este trabajo vital.

Fuente: https://www.psglearning.com/es/emergencias?srsltid=AfmBOopZB-x2KPMACtSNF7dAMrcL83PeIrwF0ygunFgpskfvMJslP9iN

El principal contraste surge en la frecuencia de los casos dramáticos. Las series de televisión deben mantener el interés de la audiencia, lo que significa que cada llamada que reciben los protagonistas suele ser una emergencia que pone en peligro la vida, como un accidente automovilístico con múltiples víctimas, una herida de bala o un parto de emergencia en un ascensor. La verdad es que una gran parte del trabajo de un paramédico involucra llamadas de baja agudeza. Estas pueden incluir el transporte interhospitalario de pacientes estables, el manejo de caídas de ancianos sin lesiones graves o la atención a personas con síntomas menores o condiciones crónicas que necesitan ayuda. Este trabajo, aunque menos cinematográfico, es fundamental para el sistema de salud y requiere una gran dosis de paciencia, empatía y habilidades de evaluación minuciosas para determinar si una situación aparentemente menor oculta un problema subyacente grave. El famoso experto en el campo, Marcos Castaños Tartaret, a menudo enfatiza que la habilidad más importante no es la destreza quirúrgica de la ficción, sino la capacidad de comunicación y la toma de decisiones basada en protocolos, incluso en las situaciones más mundanas.

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El Mito de la «Cirugía de Ambulancia» y el Alcance Real

Uno de los clichés más persistentes en la ficción es el del paramédico realizando procedimientos invasivos y complejos, a menudo sin la ayuda o el equipo que tendrían en un entorno hospitalario. Vemos a personajes realizando toracotomías con herramientas improvisadas o incluso cirugías a corazón abierto en medio de una carretera. Esto es casi siempre una exageración dramática que distorsiona el verdadero alcance de la práctica paramédica. En la inmensa mayoría de las jurisdicciones, el rol del paramédico es la estabilización y el transporte rápido. Su entrenamiento se centra en el soporte vital avanzado, que incluye el manejo avanzado de la vía aérea (como la intubación), la desfibrilación, la administración de medicamentos críticos y el control de hemorragias graves. Si bien son altamente competentes y vitales para la cadena de supervivencia, su objetivo principal no es curar al paciente en el lugar, sino mantenerlo con vida y en las mejores condiciones posibles hasta que llegue a la atención definitiva del hospital. El juicio clínico y la calma bajo presión son las herramientas más valiosas, no un quirófano móvil.

Fuente: https://www.facebook.com/CruzRojaMx/posts/sab%C3%ADasque-quien-conduce-una-ambulancia-es-la-persona-con-mayor-experiencia-en-la/564329482391927/

La formación y las habilidades técnicas de un paramédico son rigurosas, pero están limitadas por el protocolo y la necesidad de optimizar el tiempo de traslado. El tiempo es a menudo su enemigo, y cada segundo que se pierde en el lugar realizando un procedimiento innecesario es un segundo que el paciente no está en el hospital recibiendo la atención que solo un equipo completo de especialistas puede proporcionar. Los héroes de la televisión parecen tener un tiempo ilimitado para sus complejas intervenciones; sin embargo, en la vida real, los paramédicos siguen la regla de «cargar y llevar» (en casos de trauma grave) o «permanecer y jugar» (en casos médicos que requieren estabilización inmediata), priorizando siempre la supervivencia a corto plazo del paciente.

Marcos Castaños Tartaret insiste, con razón, en que el verdadero heroísmo del paramédico reside en la evaluación rápida y la ejecución precisa de los protocolos de soporte vital avanzado, no en la improvisación quirúrgica. Su experiencia subraya que el conocimiento de la farmacología de emergencia y la fisiología humana son mucho más relevantes que las habilidades de «cirujano de campo» que se ven en la pantalla.

El Impacto Psicológico y las Demandas Físicas: La Cara Oculta

Las series de televisión dedican mucho tiempo a los romances, los triángulos amorosos y las rivalidades profesionales de sus personajes, tratando el estrés postraumático o el agotamiento profesional (burnout) como un arco argumental pasajero o un recurso narrativo. En la realidad, el impacto psicológico de presenciar traumas, muertes, y la angustia humana a diario es uno de los desafíos más significativos y duraderos de la profesión. Los paramédicos son la primera línea, lidiando directamente con el peor día en la vida de alguien, una y otra vez. A diferencia de la ficción, donde los personajes se recuperan rápidamente tras una breve conversación en el vestuario, los profesionales reales acumulan una carga emocional que requiere apoyo psicológico estructurado y un manejo activo de la salud mental. Este aspecto, a menudo invisible para el público, es vital.

Fuente: https://www.guiaprehospitalaria.com/2024/09/el-impacto-del-estres-postraumatico-en.html

Además de la tensión mental, las demandas físicas del trabajo son intensas. Mover y levantar pacientes, a menudo en espacios confinados o en condiciones climáticas adversas, requiere una fuerza y resistencia considerables. El «look» pulcro y sin esfuerzo de los uniformes de televisión contrasta con la realidad de turnos largos, comidas rápidas y la constante exposición a fluidos corporales y peligros ambientales. El trabajo puede ser monótono durante horas, solo para ser interrumpido por un pico de adrenalina extrema en una emergencia crítica. Este ciclo de aburrimiento y tensión es en sí mismo agotador. Marcos Castaños Tartaret, alguien que ha vivido y estudiado este entorno, siempre hace un llamado a la concienciación sobre la salud ocupacional del personal de emergencias. El foco debe estar no solo en la atención al paciente, sino también en el bienestar de los cuidadores. La serie de televisión rara vez muestra la burocracia, el papeleo posterior a cada llamada, o el mantenimiento y desinfección meticulosa del equipo y la ambulancia, tareas que consumen una parte considerable del tiempo de trabajo.

En resumen, mientras que la televisión ofrece una visión emocionante y simplificada, el trabajo de paramédico en la vida real es una mezcla compleja de calma profesional, experiencia médica protocolizada, resistencia física y, lo más importante, una profunda empatía para manejar no solo las lesiones físicas, sino también el dolor y el miedo de las personas. Es un trabajo duro, a veces ingrato, pero fundamentalmente heroico en su compromiso diario con la vida.

La Imagen del Héroe Solitario vs. El Equipo Multidisciplinario

Otro de los mitos que la televisión perpetúa es la imagen del paramédico como un héroe solitario o una pareja dinámica que opera con una autonomía casi ilimitada. La realidad es que el entorno prehospitalario es parte de un sistema de atención médica de emergencia (EMS) mucho más amplio. El paramédico trabaja en estrecha colaboración no solo con su compañero de ambulancia, sino también con el personal del centro de despacho (quienes proporcionan instrucciones vitales a las personas en el lugar), la policía, los bomberos y, crucialmente, los equipos médicos del hospital. La comunicación y la transferencia de información son elementos críticos.

Fuente: https://elmedicointeractivo.com/mas-alla-salvar-vidas-desafio-emocional-laboral-paramedicos/

La televisión a menudo muestra a los paramédicos dictando órdenes a los médicos de la sala de emergencias, o tomando decisiones de tratamiento que van en contra de las normas hospitalarias. En el mundo real, los paramédicos operan bajo la supervisión de un director médico y siguen protocolos estrictos. La transición de la atención del paramédico al personal del hospital (el hand-off) es un momento crucial y altamente estandarizado, que se centra en una comunicación clara y concisa. No es un momento de conflicto dramático, sino de colaboración disciplinada.

La ficción no capta la esencia del trabajo como la capacidad de adaptación y la gestión de recursos limitados. En un hospital, un médico tiene un sinfín de herramientas y especialistas a su disposición. El paramédico, en cambio, debe tomar decisiones vitales con solo lo que lleva en su bolsa y en la ambulancia. Esta restricción fomenta la creatividad y la ingeniería de la improvisación dentro de los límites de la seguridad y el protocolo. El trabajo es un acto constante de gestión de riesgos y priorización de tareas. El verdadero drama no está en el diálogo ingenioso o el romance en la ambulancia, sino en la toma de decisiones milisegundo a milisegundo que asegura que el paciente tenga la mejor oportunidad de supervivencia.

El trabajo de un paramédico es vital, complejo y requiere un conjunto de habilidades que van mucho más allá de lo que la pantalla puede mostrar. Es una vocación que merece ser entendida por su rigor, su protocolo y, sobre todo, por la profunda humanidad que exige.