9 diciembre, 2025

‘La voz de Hind’ (2025), crítica | La película más necesaria de 2025. Una inapelable fotografía de la masacre en Gaza cuya urgencia juega en su contra

'La voz de Hind' (2025), crítica | La película más necesaria de 2025. Una inapelable fotografía de la masacre en Gaza cuya urgencia juega en su contra


El 27% de los 70525 palestinos asesinados por Israel en la invasión de Gaza, según Naciones Unidas, eran niños. Puede que esta cifra, entre el maremágnum de cifras, datos y noticias diarios, no te estremezca, anestesiados como estamos en un mundo cada vez más dado a escuchar, asimilar y hacer «swipe» para pasar a la siguiente historia, pero basta sentarse a pensar unos segundos, sin ruido de fondo, para que cualquiera se de cuenta de que no hay excusa que palie esta vergüenza internacional. Sin embargo, con una sociedad polarizada que no es capaz de salir de sus propias creencias, a veces es necesario una buena narrativa para sacudir tus propios cimientos. O, qué demonios, propaganda que, al menos, ponga los pies en la tierra.

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Llamada perdida

Es complejo hacer una crítica de ‘La voz de Hind’ sin poner en duda ante el público tu propia ideología: la historia de Hind Rajab, que narra su propio tormento, es tan efectiva como desoladora, no dejando recoveco ni excusa para no posicionarse. Es una película necesaria, de obligado visionado, pero que no cambiará las ideas de nadie: los que están a favor de Israel la tildarán de propaganda (lo es, por mucho que reme a favor de mi propia ideología) y los que apoyan a Palestina se asegurarán de estar en el lado bueno de la historia. Ahora bien, al margen de sus escalofriantes audios y su indispensable denuncia, ¿merece la pena?

Kaouther Ben Hania, su directora, es perfectamente consciente de la urgencia de la película, pero las prisas juegan en su contra. Dicho de otra manera, pasará a la historia por su interés histórico, pero no por el artístico. Tristemente, ‘La voz de Hind’ es muy básica en cuanto a dirección y montaje, y no logra nunca transmitir la tensión y el nerviosismo que una cinta más meditada sí lograría: sus personajes no dejan de ser meras caricaturas exageradas y su denuncia del injusto sistema israelí para salvar vidas (como si al ejército le importara en algún momento) resulta sobreexplicativa y cae en la repetición continua. 

Aún estando totalmente a favor de su denuncia, la cinta falla en su puesta en escena porque está hecha desde la rabia. Una rabia comprensible y que se transmite al espectador en cada uno de los audios de Hind, pero que no es capaz de articular una narrativa interesante más allá de su parte documental. Tanto, que es inevitable preguntarse si la misma historia no podría haberse contado de otra manera, quizá menos popular pero sí más efectiva. Más aún cuando, en su momento álgido, ‘La voz de Hind’ decide darse un momento inadvertida e innecesariamente masturbatorio, mostrando y comparando los vídeos reales con los planos de la ficción. Como juego visual es fallido, y como comentario sobre el poder de la imagen aún más. Una pena.

La necesaria voz

Hay momentos en la película donde se consigue apuntar hacia direcciones muy interesantes, pero más allá del débil señalamiento no se hace el esfuerzo por ahondar más. Destacan, por ejemplo, dos comentarios sobre la propaganda en redes sociales y las dudas sobre su efectividad, que, tras sembrar el debate, quedan flotando mientras el metraje vuelve al desesperante rescate de la niña. Ahí es donde, por supuesto, ‘La voz de Hind’ funciona a la perfección, rompiendo emocionalmente al espectador. El simple viaje en ambulancia de ocho minutos alargado durante horas y horas debido a la falta de diálogo y colaboración entre las partes que vertebra la cinta frustra, duele y acongoja, y es muy difícil que alguna de las llamadas telefónicas no hagan llorar en algún momento.

Sin embargo, el impacto emocional habría sido mucho más fuerte con la verdad más pura, sin ápice de ficción, que, en este caso, uno siente que es un paso obligado que tragarse para obtener esa realidad. Lo que realmente nos atormenta no es el estrés de un trabajador tratando de tomarse la justicia por su mano, ni la desilusión de un jefe obligado a explicar al espectador cómo funciona el sistema de ayuda en Gaza (con innecesario dibujito incluido), sino el núcleo de la historia, que en ocasiones parece evaporarse: una niña atrapada en un coche con seis cadáveres y tiroteada por el ejército israelí. Es suficiente drama como para no tener que añadir más.

‘La voz de Hind’ es un buen sopapo para despertar conciencias, una obra imprescindible para saber más del triste mundo en el que vivimos. Su crudeza y rabia, sin embargo, no la convierte per se en una buena película precisamente debido a aquello que la hace importante: su urgencia. Al fin y al cabo, es consciente de que dentro de cuatro años, no tendría el impacto que tiene ahora ni llamaría la atención en exceso. Sin embargo, como fotografía de una masacre que aún continúa (más de 360 palestinos han muerto desde el supuesto armisticio) es tan imperfecta como incuestionable. Digan lo que digan.

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